El cómico repasa su trayectoria desde las fiestas de Santa Tecla a toda España y con la "ciénaga de los fallecidos" como punto de cambio
CIUDAD REAL, 28 Dic.
Agustín Durán (Ciudad Real, 1982), profesor, músico, cómico, y al fin y al cabo humanista multidisciplinar, suma en su reloj 20 años desde la primera oportunidad que pisó un ámbito para comunicar sus 'tontás', 2 décadas desde el momento en que el festival de monólogos de la Facultad de Informática del campus ciudadrealeño hacia las fiestas de Santa Tecla sirviese como primeras tablas en una carrera que aún tardó 13 años en profesionalizarse pero que le llevó a repartir humor manchego en bambalinas de toda España.
En entrevista con Europa Press, ha recordado que fue la al azar la que le llevó a coger un micrófono en 2002. Según cuenta, estudiaba Magisterio, "pared con pared" con la capacitad de Informática, en el momento en que se convocó el certamen de monólogos que sirvió para preludiar su trayectoria.
"Me animaron mis compañeros de facultad. Siempre fuí el payaso del conjunto. En mi sangre viene ese gen de la payasez, mi abuelo ahora era popular como Agustín 'El Caliente' en Picón. Era el mote de mi familia... se dedicaban a ofrecer por saco y liarlas pardísimas", recuerda Durán.
La 'Triunfomanía' --todo cuanto rodeó a la primera edición de Operación Triunfo hace 20 años--, fue el primer hilo conductor de un monólogo ejecutado por Agustín Durán, salpicado aun con imitaciones. Un artículo que, reconoce, "ha avejentado mal" y que no podría regresar a representarse.
Fue una primera cita con la comedia a la que siguió otro pase comentando de la liturgia del estudio, una actuación para la que se presentaron en el paraninfo de su localidad 1.200 personas. "El pinchazo definitivo".
Agustín Durán comienza a forjar los primeros azulejos amarillos de su trayectoria al tiempo que se prende la mecha del humor 'chanante', de manera paralela al apogeo y consolidación del producto desarrollado en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca con marchamo albaceteño por Joaquín Reyes, Julián López, Ernesto Sevilla o Raúl Cumbres.
Pero, reconoce, en aquella época todavía no se había enganchado a una manera de llevar a cabo comedia que, más allá de que no era novedosa --venía antecedida por consagrados paisanos como José Mota, José Luis Coll o Millán Salcedo--, sí que supuso un punto de cambio en la manera de consumir humor, prácticamente de reír, algo que vino apoyado por el avance de interfaces como Youtube.
En todo caso, sí que acepta predominación de cómicos machegos. "Yo, en mi nivel de ovejez en el momento en que era joven, no deseaba salir a la calle. Yo deseaba que fuera miércoles para poder ver a José Mota. A los 'chanantes' los descubrí bastante después".
El ecosistema del humor manchego bebe de una clave, según Durán: "Es un humor muy sincero, un humor que la mayor parte de las ocasiones no es forzado. Aquí se ríe el que se ha caído de boca contra el suelo y el que lo ve. Es limpio, poco dañino, muy blanco y amado y respetado. El humor manchego se comprende en Bilbao, en Barcelona...", afirma el cómico.
Una forma de reír prácticamente gemela a la manera de ser del manchego. "Si te sientas en un banco a oír a 2 manchegos mayores que charlan de sus inconvenientes, si bien el inconveniente sea gordito, te marchas a reír por de qué forma lo cuenta y por de qué manera lo encara. Eso tiene el humor manchego, que nos reímos bastante de nosotros, de lo que nos pasa, y con mucha naturalidad. Eso provoca que sea fantástico. Cuando nuestra situación te hace reír, es lo que mucho más se goza", ha abundado.
Tras unos primeros años flirteando con los niveles, fue en 2015 en el momento en que un mugroso hotel de Collado Villaba sirvió como punto de inicio a la profesionalización de Durán.
"Fui a Madrid a llevar a cabo las oposiciones de profesor de música. Me alojé en la ciénaga de los fallecidos. La casa de Shrek tenía mucho más comodidades. Grabé un vídeo y lo subí a Facebook para mis amigos, y al día después se había esparcido. Incluso en la puerta del examen había gente que me preguntaba por la habitación", recuerda Agustín Durán.
La nota del examen fue un 0, pero no impidió que el cómico manchego empezara a asumir la comedia como modo de vida. "Comencé a llevar a cabo vídeos y han comenzado las llamadas para accionar. En un teatro, en una asociación, en el final me vi con prácticamente 15 actuaciones por mes. Seguía con mis clases de instructor de piano, las fui compatibilizando, hasta el momento en que la 'tontá' se comió todo lo demás".
Y con el verano de 2015 llega la profesionalización, una carrera que comenzaba a despegar por niveles desde Porzuna hasta Salamanca, con una actuación trascendente en el Zahora.
Sobre ella, ten en cuenta que solicitó al administrador de la salón --Guillermo, buen amigo de Agustín-- la proporción de 300 euros por accionar, algo a eso que se negó. La resolución fue entonces cobrar entrada al precio de 6 euros, una llamada a la que asistieron 500 paisanos, lo que le logró meditar que, a lo destacado, "se podría vivir de esa forma". "Esa actuación logró el 'clic'".
Agustín Durán tuvo tiempo para realizar su especial análisis sobre el recurrente enfrentamiento de los límites del humor. "Pienso que contamos todavía bastante que estudiar, más que nada a tolerar. En España, si ves una película y no disfrutas, ahora está, no criticas, pero con el humor, si algo no agrada, matamos al tío, y nos encontramos aguardando a que alguien al que le va bien pise un baldosín de lado para atizarle", considera.
"El humor es humor. Los cómicos representamos papeles y hacemos coñas, y no pasa nada. Yo hago rechistes de mi padre, y le deseo bastante. Y me meto conmigo y eso no significa que no me tenga respeto", ha abundado.
Incluso, admite que el obligado buenismo para no desentonar en el momento de llevar a cabo comedia asimismo influye en el desarrollo de creación. "A la hora de redactar, no es que me autocensure, pero procuro llevar cuidado, y si soy con la capacidad de decir lo mismo tratando no meterme en ningún charco, lo haré", asegura el cómico.
En esta línea, ha mencionado ejemplos de polémicas como la interpretada por Dani Mateo al sonarse los mocos con una bandera de España en El Intermedio. "Está en un programa de izquierdas, hace un 'gag' y la multitud se encabrona, pero si en lugar de ser la bandera lo realiza con otra cosa le habrían sacudido igual".
Durán, que fue alcalde del Partido Popular en Picón en la legislatura 2007-2011, protege el humor político e inclusive lo goza como espectador, pero se distancia de él en sus contenidos escritos. No obstante, niega que ese género de humor sea propiedad de izquierdas o de derechas, agregando que, generalmente, los políticos asimismo son "unos cachondos".
Recuerda en este punto una actuación en un pueblo de su provincia donde regía un partido sin dependencia. "Qué iniciales tan extrañas", pensó, y al preguntar al alcalde por cuál era aquella opción política, éste respondió: "Nos encontramos a la derecha de Vox", recuerda como chascarrillo.
"Pero me he reído en la distancia corta con políticos de todo lado. Emiliano, Nemesio, Josele, Blanca Fernández, Rosa Romero, Eva María Masías, Paco Cañizares... Me lo he pasado bien con ellos, cada uno de ellos va a tener su crónica, pero en Ciudad Real somos buena gente", resalta.
Para soplar los cirios de su cumpleaños número 20 realizando reír, Agustín Durán ahora prepara su da un giro por teatros de toda España, que va a tener como punto de inicio el Teatro Quijano de su Ciudad Real natal en el mes de enero.
A partir de ahí, insignes niveles castellanomanchegos como el Rojas de Toledo o el Teatro Circo de Albacete como paso antes de girar por tablas de Cataluña, Galicia o Comunidad Valenciana.