CIUDAD REAL, 3 Oct.

El pueblo de Almedina (Localidad Real) va a cerrar sus fiestas patronales con un sentido homenaje a Cipriano Salvador Gijón, un pintor republicano que, más allá de resguardar a lo largo de la guerra el último fragmento del retablo parroquial pintado por Fernando Yáñez, fue culpado por una desaparición que últimamente se demostró que "jamás se causó".

Hasta 2020, la versión oficial era que la tabla del siglo XVI de la parroquia de Santa María de Almedina había desaparecido en 1936 tras pasar por las manos de Salvador, con condena a muerte conmutada en 30 años de prisión por este motivo, y que La Santa Generación de Yáñez de la Almedina (acólito de Da Vinci y también introductor del Renacimiento pictórico en la península ibérica) era propiedad de la vecina Villanueva de los Infantes, cuyo sacerdote la vendió al Museo del Prado en 1941.

Sin embargo, las indagaciones de José A. López Camarillas, según informó él mismo en publicación oficial, demostraron que la pintura de Almedina no desapareció, sino Cipriano fue "el chivo expiatorio de una corruptela entre el directivo del Prado y el sacerdote de Infantes al terminar el conflicto armado".

El domingo 9 de octubre, a las 11.30 horas, va a arrancar el homenaje en el patio del Ayuntamiento de Almedina, donde se descubrirá una placa que reconoce la tarea de Cipriano Salvador y "la injusticia cometida con él". El acto va a estar encabezado por el alcalde, José Antonio Talavera Sánchez, y el secretario de la asociación Patrimonio de Almedina, Moisés Martínez Quintana. Además, incorporará con la presencia del hijo del honrado, que se desplazará de manera expresa desde la provincia de Girona, donde radica.

La día seguirá en la iglesia del concejo manchego, donde se reivindicará el origen almedinense del cuadro del Prado, ya que "fue arrebatado a sus vecinos y vecinas de forma ilícita y sin ningún género de compensación".