TOLEDO, 7 de noviembre.
La Dirección General de Ordenación Agropecuaria ha hecho pública una resolución que establece un plan de vigilancia y control de la fiebre Q en la comunidad de Castilla-La Mancha. Esta zoonosis, reconocida por la Organización Mundial de Sanidad Animal en su lista única, es una de las más comunes a nivel global y plantea serios riesgos tanto para los animales como para la salud pública.
El objetivo del nuevo Programa de Vigilancia y Control es implementar acciones específicas que posibiliten la reducción de la prevalencia de la fiebre Q en los rumiantes domésticos, contribuyendo así a disminuir la probabilidad de que se produzcan brotes en la población general.
En los casos en que se identifique un rebaño que dé positivo en fiebre Q, es esencial llevar a cabo el aislamiento de los animales durante los períodos de pre y post parto. Siempre que sea viable, este aislamiento deberá realizarse en instalaciones separadas o, al menos, en corrales diferenciados, comenzando una semana antes de la fecha estimada del parto. El periodo de aislamiento deberá continuar hasta 15 días después del parto, y se requerirá una limpieza y desinfección exhaustiva de las instalaciones utilizadas para este fin, utilizando productos debidamente aprobados.
Asimismo, es fundamental retirar y destruir adecuadamente las placentas, fetos y otros residuos generados durante el parto. Estos desechos son la principal fuente de mantenimiento de la infección, ya que pueden liberar millones de bacterias al medio ambiente.
El personal encargado de los animales durante las etapas de pre y post parto debe equiparse con ropa y calzado dedicados exclusivamente a esa zona, así como guantes y mascarillas. Es imprescindible que cualquier persona que tenga contacto con los animales o con los productos y residuos de la explotación cumpla con estas medidas de bioseguridad. Además, la ropa y los materiales contaminados requieren un correcto proceso de limpieza y desinfección.
Por otro lado, se deberá restringir el acceso a personas ajenas a la explotación ganadera mientras no se haya descartado la excreción del agente patógeno. Se mantendrá un registro riguroso de las visitas recibidas y se proporcionará formación a los visitantes sobre prácticas de bioseguridad e higiene. Asimismo, se recomienda evitar en la medida de lo posible la entrada de animales domésticos como perros y gatos, que podrían representar un riesgo adicional.
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