El alcalde de Villel de Mesa exigirá al Gobierno la declaración de su municipio como zona catastrófica.
GUADALAJARA, 14 de noviembre. El alcalde de Villel de Mesa, situado en Molina de Aragón, Pedro Lozano, ha decidido hacer llegar un comunicado al Gobierno central con el firme propósito de incluir a su municipio, que cuenta con una población de aproximadamente 180 habitantes durante el invierno, en la lista de localidades que deben ser consideradas como zona catastrófica. Esto se debe a los "cuantiosos daños" que han tenido lugar a raíz de la DANA, un fenómeno meteorológico que ha dejado su huella en esta zona de la España menos poblada.
En declaraciones ofrecidas a Europa Press, el alcalde expresó su desilusión ante la falta de respuesta a su petición, especialmente teniendo en cuenta que su localidad cuenta con una población mayoritariamente envejecida. Esta calamidad ha ocasionado "numerosas pérdidas materiales", y si no se reciben ayudas inmediatas, los pocos ancianos que aún habitan allí o que pasan largas temporadas en el pueblo podrían optar por marcharse, incrementando así el riesgo de despoblación.
Pedro Lozano ha estado al frente de su municipio durante más de cuatro décadas, un pequeño enclave en la España despoblada donde el reciente temporal no dejó víctimas mortales, pero sí generó "miles de euros" en pérdidas, ahora en proceso de cuantificación. Sin embargo, el alcalde se siente frustrado al observar que las ayudas que se están ofreciendo a otros municipios más poblados no se extienden a su comunidad, que también ha sido gravemente afectada.
“Me debo a mis vecinos, y si no recibimos apoyo, me retiro a casa; ya no quiero ser motivo de burla”, enfatiza, mientras subraya que "las migajas son para los gatos, pero no llegan a la gente". Lozano insiste en que su comunidad merece estar entre las declaradas como zona catastrófica, y no entiende por qué su pueblo no recibe la misma consideración que aquellos con mayor población.
En su búsqueda de apoyo, el alcalde ha dirigido sus esperanzas hacia el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, esperando que “se implique” más en la recuperación de Villel de Mesa. Aunque ha agradecido las ayudas ya anunciadas, Lozano también demanda un mayor respaldo del Gobierno central para evitar que su municipio se convierta en otro ejemplo de la España vacía. Para él, la ideología política queda en segundo plano; lo prioritario es su pueblo y sus habitantes.
Ante la tragedia causada por el temporal, que ha afectado gravemente a comunidades en Valencia y Castilla-La Mancha, el alcalde solo clama por la declaración de zona catastrófica para su municipio, donde casi 40 casas han sido severamente dañadas por el lodo y el agua, afectando a la farmacia local, el bar, la tienda e incluso las dependencias del Ayuntamiento, así como vastas extensiones de terreno agrícola.
“La existencia del bar es esencial para nuestro pueblo, es nuestro punto de encuentro. Numerosas viviendas han quedado sin calefacción y no sabemos cuándo podrán volver a disfrutarla; la farmacia también ha sufrido graves daños”, detalla, reiterando que “el impacto ha sido devastador” para su pequeña comunidad.
El alcalde estima que las pérdidas ascienden a “miles de euros”, incluyendo calderas de calefacción arruinadas, electrodomésticos anegados, muebles y gran parte de los suministros de la farmacia, además de daños en las instalaciones municipales, donde el agua ha dejado un rastro de destrucción.
“Los daños son extensos en todos los rincones”, reconoce este líder local, recordando a Europa Press que sus vecinos han perdido uno de los pocos espacios de socialización que tenían, el bar. Además, la farmacia ha tenido que mudarse temporalmente a la sala de espera del consultorio médico, una situación que él ha decidido aceptar pese a las dificultades iniciales que ha enfrentado. "Si no hay peligro, ¿por qué no se puede actuar en estos momentos?", se cuestiona, tomado por la frustración ante la negativa que recibió al principio.
Varias personas ya han comenzado a presentar solicitudes de ayuda; sin embargo, Lozano se muestra escéptico al saber que solo se está considerando a los propietarios de viviendas de "primera utilidad". Exige que también se preste atención a aquellas que han sufrido daños significativos y que son utilizadas como segundas residencias o que, incluso, no tienen seguro.
“Todos merecen apoyo, incluso aquellos que habitualmente vienen al pueblo, pues si no se les ayuda, podrían no retornar”, aclara. Algunos de los vecinos más ancianos recuerdan eventos similares que ocurrieron hace aproximadamente 80 años, subrayando que, en esa época, los bajos de las casas eran cuadras y no espacios habitables, lo que hace que la comparación con la situación actual sea compleja.
Una de las preocupaciones más apremiantes del alcalde es el estado de suciedad del río y la falta de acciones para limpiarlo y desbrozarlo. Lozano está convencido de que, si no se toman decisiones concretas y no se actúa al menos en uno de los tramos del río Mesa, este tipo de desastres se volverán a repetir.
“Lo que nos ha pasado, volverá a ocurrir”, enfatiza, mientras recuerda que ha dedicado toda su vida al servicio de este municipio. Se enorgullece de que, a pesar de las circunstancias, todavía hay casi 200 habitantes durante los meses invernales y más de mil en el verano, en contraste con muchas poblaciones aledañas que apenas cuentan con 10, 20 o 30 residentes.
“Lo único que me importa es mi pueblo. Estoy comprometido con él, y con las conversaciones sobre turismo rural y la revitalización de las áreas rurales, es el momento de actuar y no de hacer promesas vacías”, concluye, dejando claro que la situación de su población es su prioridad máxima.
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