Crónica Castilla-La Mancha.

Crónica Castilla-La Mancha.

El Instituto Vasco de la Memoria revela que 41 castellanomanchegos estuvieron encarcelados en la prisión franquista de Orduña.

El Instituto Vasco de la Memoria revela que 41 castellanomanchegos estuvieron encarcelados en la prisión franquista de Orduña.

La propuesta del Instituto Vasco de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos-Gogora está tomando forma, con el objetivo de designar a Orduña como un Lugar de Memoria que rinda homenaje a aquellos que padecieron en la prisión local durante años oscuros de nuestra historia. Este reconocimiento se complementará con un acto significativo programado para el próximo año en Castuera, donde se honrará a las víctimas extremñas que, en su momento de sufrimiento, fueron trasladadas hasta esta cárcel vizcaína.

En declaraciones a Europa Press, Alberto Alonso, director de Gogora, compartió los planes del instituto, que incluyen colaboraciones con las diputaciones de Extremadura y están respaldados por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática. Este esfuerzo busca identificar a los descendientes de 120 republicanos que murieron entre 1937 y 1941 en la prisión de Orduña a través de pruebas de ADN.

Alonso también ha mencionado que, además de la declaración de Orduña como Lugar de Memoria Democrática, se tiene la intención de instalar placas que identifiquen las obras llevadas a cabo por los reclusos que trabajaron en condiciones deplorables, así como realizar un emotivo acto en Castuera, desde donde muchos de los presos fueron enviados a Orduña a más de 700 kilómetros de distancia.

El secretario de Estado, Fernando Martínez López, ha mostrado su apoyo a esta iniciativa, respaldando la creación de un marco que permita avanzar en la identificación y reconocimiento de las víctimas. La implicación del alcalde de Castuera, Francisco Martos, ha sido fundamental, destacando su compromiso con el proyecto.

Es importante señalar que más de la mitad de los casi 4.000 presos que estuvieron en la Prisión Central de Orduña provenían de Extremadura, siendo 127 de ellos los que fallecieron en prisión, la gran mayoría de la provincia de Badajoz, que con su historia se entrelaza en este relato de sufrimiento y memoria.

Asimismo, el director de Gogora puntualizó que el trabajo de identificación se complicará por el tiempo transcurrido y la calidad del ADN recuperado de los restos óseos. Actualmente existe un listado que incluye nombres, apellidos, lugares de origen y fechas de fallecimiento de los prisioneros, aunque hasta el momento han logrado identificar a solo siete de los 127 extremeños fallecidos.

Se ha documentado que muchos prisioneros fueron trasladados en condiciones infrahumanas desde el campo de concentración de Castuera, donde fueron tratados como ganado, y experimentaron privaciones extremas que llevaron a su muerte por hambre, frío o enfermedades. Este testimonio refleja la dura realidad que vivieron y la explotación a la que fueron sometidos, donde incluso se lucraron con la escasa comida que les era destinada.

El proyecto también contempla la ampliación del Columbario de la Dignidad en Orduña, un lugar inaugurado recientemente donde descansan los restos de aquellos que no han sido identificados, así como aquellos que, aunque identificados, permanecen en el columbario a pedido de sus familias.

La Sociedad de Ciencias Aranzadi desempeña un papel vital en este proceso, encargándose de las labores de exhumación y análisis forense, apoyados por un laboratorio genético especializado. Hasta ahora, la prioridad es contactar con los familiares de estos prisioneros, quienes son clave para la identificación mediante la donación de ADN.

Alberto Alonso ha enfatizado el valor de este trabajo para devolver a las familias lo que les pertenece. La tarea es dura, pues se deben coordinar esfuerzos con varias asociaciones y colectivos memorialistas en Extremadura, a la vez que se enfrentan a la complejidad inherente al paso del tiempo y los vínculos familiares que pueden haberse debilitado.

La colaboración de la comunidad de Orduña ha sido notable, con ciudadanos que han hecho el esfuerzo de ir casa por casa en Badajoz para localizar a los descendientes de los fallecidos. Aunque el enfoque inicial se concentrará en Extremadura, también hay planes para extender esta labor a otras regiones como Castilla-La Mancha, evidenciando así el profundo compromiso del Instituto por reconocer y recordar el sufrimiento de aquellas víctimas olvidadas de nuestra historia.