CIUDAD REAL, 1 Mar. (De Paula Guzmán para EUROPA PRESS) -
El trompetista Manuel Blanco, (Daimiel, Ciudad Real), va a ser el responsable de regresar a subir el telón en materia cultural en la ciudad más importante de Turquía después de los terremotos que sufrió el país en las últimas semanas, y protagonizará este jueves una cita beneficiosa frente mucho más de 2.300 personas en el Zorlu Perfoming Arts Center de Estambul con mucho más del 90% de entradas vendidas y con miras al 'sold out' para mañana.
Habiendo pasado por el Carnegie Hall de Nueva York, Chicago, Ámsterdam, Berlín, Roma, Milán y demás ciudades referentes, el trompetista de Daimiel (Ciudad Real), se va a subir nuevamente a un ámbito, en esta ocasión para conmemorar a las víctimas de los terremotos de Turquía en un concierto que donará todas y cada una de las ganancias a las pretensiones de la región perjudicada.
Tras su primer ensayo afirma haber tenido un buen primer contacto con la Orquesta Filarmónica de Estambul de Borusan, la de sobra nivel de Turquía, y la directiva del concierto Emilia Hoving, quien consiguió amoldarse a la versión de Blanco.
A pesar de conderar que siempre y en todo momento hay algo particular en todos y cada concierto, para Manuel Blanco la cita en el Zorlu va a suponer un mensaje de aliento a las familias que están tolerando por los terremotos.
Aunque solamente transporta unos días en la localidad, asegura que en Turquía el sentimiento de tristeza está muy enraizado y que el país está muy volcado con la situación.
Él mismo afirma que en las últimas semanas habían cancelado toda clase de espectáculos, con lo que la cita va a ser la primera tras la catástrofe natural.
Consciente de su compromiso, el concierto para trompeta en mi mayor de Hummel va a ser la nostálgica parte escogida por el músico para "llevar a cabo desconectar a la multitud de la mala situación que vive".
"En tantas ocasiones se dijo durante la historia que si a la gente en lugar de ofrecerle armas les diésemos instrumentos, podríamos gozar de una paz mundial y viviríamos con mas armonía", expresó el trompetista tras la situación de Ucrania y Rusia La pandemia, el virus, los aislamientos, la guerra y los terremotos.
Situaciones que hicieron mudar la mirada de Manuel Blanco, quien afirma que aun vive su compromiso con mucho más tensión tras el parón por la Covid, y que delega su forma de estar comunicado con el público por medio de su música, "el lenguaje mucho más universal con el que hay la posibilidad de dar un grano de promesa y optimismo", ha proclamado.
Una ocasión que brotó en su presentación como solista en Viena para el período de juventudes musicales austriacas al lado del gerente de la orquesta y que absolutamente nadie sabía que años después se transformaría en una cita beneficiosa por el catastrófico terremoto.
Su labor, confiesa, se enfoca en procurar gozar al límite viable como intérprete y también procurar que la multitud que vaya al concierto logre evadirse de la mala suerte y adentrarse en el planeta de la música que a cada uno de ellos nos crea una sensación diferente.
Además, al lado de la directiva de la orquesta ha adelantado que va a preparar una propina con apariencia de 'bis' que confiesa haberle hecho plañir alguna vez.