Crónica Castilla-La Mancha.

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Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica conecta la ciencia con institutos de C-LM y atrae nuevos estudiantes.

Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica conecta la ciencia con institutos de C-LM y atrae nuevos estudiantes.

TOLEDO, 11 de noviembre. En un esfuerzo por acercar la ciencia a las nuevas generaciones, la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica del campus de la Fábrica de Armas de Toledo está organizando la Semana de la Ciencia. Este evento tiene como objetivo fundamental promover el conocimiento de los tres grados que se imparten en esta facultad: Ciencias Ambientales, Bioquímica y Física, e involucrar a los estudiantes de institutos de Castilla-La Mancha en una experiencia educativa enriquecedora.

La Semana de la Ciencia inaugurará las puertas del campus toledano a alumnos de diversos centros educativos, quienes tendrán la oportunidad de recorrer los laboratorios y participar en prácticas avanzadas que suelen estar fuera de su alcance. Esta experiencia busca ofrecer una visión más cercana y completa de lo que significa estudiar ciencias en un entorno universitario, superando la enseñanza teórica que predomina en los institutos.

La vicedecana de la Facultad de Ciencias Ambientales, Ana Rodríguez, ofreció declaraciones este lunes, enfatizando la importancia de este evento: “La clave está en intentar llegar lo más lejos posible”. Estas palabras reflejan el compromiso de la facultad por conectar a los estudiantes con el mundo científico a través de actividades prácticas e interactivas.

Los talleres programados durante esta semana son de carácter multidisciplinario y cubren una amplia variedad de temas relacionados con los grados de Ciencias Ambientales, Bioquímica y Física. Entre los talleres se destacan aquellos que abordan cuestiones críticas como incendios y calidad del aire, así como otros que se centran en electromagnetismo, fotosíntesis, luminiscencia y nanotecnología, permitiendo así a los estudiantes explorar diversas áreas de la ciencia.

Un aspecto notable es que muchos de los talleres son dirigidos por estudiantes de los propios grados mencionados, lo que aporta un valor añadido al proceso de aprendizaje. “De esa manera, el acercamiento a la ciencia es todavía mayor, porque hablan de igual a igual y esto puede motivarlos y captarlos mucho mejor”, apuntó Rodríguez, quien considera que esta interacción directa puede ser clave para inspirar futuras vocaciones en el ámbito científico.

Es fundamental destacar que, mientras que en los institutos los estudiantes aprenden una versión teórica de disciplinas como química, física y biología, la facultad les brinda la oportunidad de experimentar estos conceptos en un contexto práctico. “Eso es lo que puede despertar una vocación científica, que, evidentemente, haciendo problemas de química, les cuesta encontrar”, afirmó con claridad la vicedecana.

Con iniciativas como la Semana de la Ciencia, también se busca visibilizar la labor que realiza esta facultad, que es la única de su tipo en todo el campus regional. “No siempre se conocen los grados que tenemos, no sólo en nuestra facultad, sino en nuestra universidad. Por eso tenemos que darnos a conocer, para que los chicos de toda la región no piensen que sólo pueden ir a estudiar a Madrid”, remarcó Rodríguez, resaltando que en Toledo se ofrecen muchas de las mismas oportunidades académicas que en la capital.

Los proyectos de investigación en los que están inmersos abarcan un amplio espectro temático, incluyendo estudios sobre cáncer, enfermedades neurodegenerativas, biodiversidad y calidad del aire. “Hemos estado estudiando la calidad del aire en granjas, cómo afecta a los trabajadores, pero también cómo afecta al bienestar animal. Hay niveles bastante altos que yo creo que deberían de regularse”, matizó Rodríguez, mostrando el compromiso de la facultad por abordar problemas actuales y relevantes.

Finalmente, otro de los proyectos en marcha busca investigar cómo la mala calidad del aire impacta el patrimonio cultural de Toledo. “Estamos intentando conseguir fondos para empezar, y hemos hecho ya un análisis preliminar en el Museo Sefardí. Nuestra idea, si conseguimos suficientes fondos, es extenderlo a otros edificios”, concluyó Rodríguez, destacando la necesidad de proteger no solo la salud humana sino también la riqueza arquitectónica de la ciudad.