El Gobierno de Castilla-La Mancha está lanzando un programa de cribado para prevenir la ceguera en pacientes diabéticos, con el objetivo de detectar tempranamente la retinopatía diabética y derivar a los pacientes que necesiten tratamiento a servicios de oftalmología, reduciendo así la pérdida visual por esta enfermedad.

Para llevar a cabo este programa, se han destinado 2,5 millones de euros a la adquisición de 85 retinógrafos no midiátricos, distribuidos en centros de salud de todas las gerencias del Sescam, financiados con fondos del Ministerio de Sanidad a través del Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria. Además, se está realizando un programa formativo para los profesionales de la salud.

El director gerente del Sescam, Alberto Jara, ha presentado este proyecto durante la inauguración de la jornada 'Prevención de la ceguera' en Toledo, destacando la importancia de la prevención, el diagnóstico precoz y la atención primaria en el sistema sanitario de la región.

Castilla-La Mancha tiene la segunda mayor prevalencia de discapacidad visual en España, con un 3,20% de la población afectada, principalmente debido a una mayor proporción de personas mayores, una alta incidencia de diabetes y un mejor registro de la enfermedad. En el país, 5,3 millones de personas padecen diabetes, y alrededor del 25% tienen retinopatía diabética.

La gestión adecuada de esta enfermedad requiere identificar a los pacientes en riesgo de ceguera por diabetes antes de que sea irreversible. El programa implementado en Castilla-La Mancha comienza en atención primaria, donde se realizan retinografías a pacientes crónicos con diabetes mellitus para detectar posibles afectaciones en la vista.

Las imágenes de las retinografías son interpretadas por el médico de familia, quien filtra las que presentan sospechas de patología y las envía al servicio de oftalmología. Si se detectan problemas, el paciente es derivado a consulta especializada, evitando desplazamientos y agilizando el diagnóstico.

Este enfoque, liderado por el Sescam, busca transformar la atención médica, enfocándose en la prevención y la continuidad asistencial, utilizando la tecnología como herramienta clave. La meta es reducir la incidencia de ceguera en pacientes diabéticos y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de la región.