Crónica Castilla-La Mancha.

Crónica Castilla-La Mancha.

El Neolítico en Castilla La Mancha

Introducción

El periodo neolítico es una de las etapas más fascinantes de la prehistoria, marcada por importantes avances en la historia de la humanidad. En Castilla La Mancha, esta época dejó huellas profundas que nos permiten comprender mejor cómo vivían las sociedades de la época y cómo se desarrollaron en la región.

El inicio del Neolítico en Castilla La Mancha

El neolítico en Castilla La Mancha se inició alrededor del año 6000 a.C., marcando el fin del periodo mesolítico. Fue en este momento cuando las comunidades humanas comenzaron a hacer la transición de la caza y la recolección a la agricultura y la ganadería, lo que provocó cambios significativos en su estilo de vida y en la organización social.

La agricultura y la ganadería en el Neolítico

Uno de los aspectos más importantes del neolítico en Castilla La Mancha fue el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Las comunidades neolíticas comenzaron a cultivar cereales como trigo y cebada, así como legumbres como lentejas y garbanzos. También domesticaron animales como ovejas, cabras y cerdos, lo que les permitió tener una fuente constante de alimento.

La cerámica en el Neolítico

Otro avance significativo fue la aparición de la cerámica en el neolítico en Castilla La Mancha. Las comunidades neolíticas comenzaron a fabricar recipientes de barro cocido, lo que les permitió almacenar alimentos de manera más eficiente y cocinarlos de forma más segura. La cerámica también se utilizaba para hacer objetos decorativos y rituales, lo que nos da una idea de la complejidad de las sociedades de la época.

La vida en las aldeas neolíticas de Castilla La Mancha

Las comunidades neolíticas de Castilla La Mancha vivían en pequeñas aldeas agrícolas, generalmente ubicadas cerca de fuentes de agua y tierras fértiles. En estas aldeas, las familias vivían en viviendas construidas con materiales naturales como barro y madera, y compartían los recursos disponibles entre todos los miembros de la comunidad.

La organización social en el Neolítico

La organización social en el neolítico en Castilla La Mancha estaba basada en la familia, que era la unidad básica de la sociedad. Las decisiones importantes eran tomadas por los ancianos y los líderes de la comunidad, que eran respetados por su sabiduría y experiencia. También existían diferencias de clase entre los miembros de la comunidad, con algunos individuos teniendo más poder y riqueza que otros.

Las creencias religiosas en el Neolítico

Las comunidades neolíticas de Castilla La Mancha tenían creencias religiosas muy arraigadas, que se manifestaban en rituales y ceremonias que se llevaban a cabo en lugares sagrados. Estas creencias estaban relacionadas con la naturaleza, con la creencia en dioses que controlaban los elementos y aseguraban la fertilidad de las cosechas. También se han encontrado enterramientos rituales en los que los difuntos eran enterrados con objetos personales y ofrendas, lo que nos da una idea de la importancia de la vida después de la muerte en la sociedad neolítica.

El legado del Neolítico en Castilla La Mancha

El neolítico dejó un importante legado en Castilla La Mancha, que perdura hasta nuestros días. Muchos de los sistemas agrícolas y ganaderos desarrollados en esta época siguen siendo la base de la economía de la región, y la cerámica sigue siendo una forma de arte popular en muchas zonas. Además, los monumentos megalíticos como los dólmenes y los menhires nos recuerdan la presencia de estas antiguas civilizaciones y su importancia en la historia de la región.

La influencia del Neolítico en la cultura actual

Aunque han pasado miles de años desde el neolítico en Castilla La Mancha, su influencia sigue siendo evidente en la cultura actual. Muchas de las tradiciones agrícolas y ganaderas de la región tienen sus raíces en esta época, al igual que muchas de las festividades y celebraciones populares que se llevan a cabo todavía hoy en día. El legado del neolítico nos recuerda la importancia de nuestras raíces y de cómo han moldeado nuestra identidad como castellano-manchegos.