La Restauración borbónica en España tuvo su inicio en el año 1874, cuando el general Arsenio Martínez Campos, alzado en armas con un grupo de oficiales, proclamó en Sagunto el restablecimiento de la monarquía en la persona de Alfonso XII. Este acontecimiento marcó el fin de la Primera República Española y el retorno de la dinastía borbónica al trono.
Tras la abdicación de Amadeo de Saboya en 1873, España se sumió en un periodo de inestabilidad política y social. La Primera República, proclamada en ese mismo año, no logró consolidarse debido a las divisiones internas y a la oposición de los sectores conservadores y monárquicos del país. En este contexto de crisis, Martínez Campos se erigió como líder de una facción del ejército que abogaba por el retorno de la monarquía como solución a los problemas de la nación.
El general contaba con el respaldo de los sectores conservadores y de gran parte de la población, que veían en la monarquía borbónica la estabilidad y el orden que tanto anhelaban. Por otro lado, la figura de Alfonso XII, hijo de la reina Isabel II, era vista como la garantía de la continuidad dinástica y la restauración de la legitimidad monárquica en España.
El 29 de diciembre de 1874, Martínez Campos proclamó en Sagunto el regreso de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII. El joven rey se encontraba entonces en el exilio, pero gracias a la labor diplomática del general y al apoyo de las potencias europeas, logró regresar a España y ser proclamado rey en enero de 1875.
La Restauración borbónica trajo consigo un nuevo periodo en la historia de España, caracterizado por la estabilidad política, el desarrollo económico y la modernización del país. Los gobiernos de la Restauración se alternaron en el poder, dando lugar a un sistema bipartidista dominado por el Partido Liberal y el Partido Conservador.
La Restauración borbónica significó el fin de un periodo de crisis y conflictos en España, y el inicio de una etapa de relativa estabilidad y prosperidad. El reinado de Alfonso XII y, posteriormente, el de su hijo Alfonso XIII, se caracterizó por el progreso económico, la expansión de las infraestructuras y la modernización del país.
Sin embargo, la Restauración también estuvo marcada por la corrupción política, la represión de las libertades civiles y el creciente descontento social. Estos factores contribuyeron a la aparición de movimientos obreros y nacionalistas que cuestionaban el orden establecido y reclamaban reformas políticas y sociales.
En conclusión, el inicio de la Restauración borbónica en España marcó el retorno de la monarquía como forma de gobierno y el comienzo de una etapa de estabilidad y progreso para el país. Aunque esta época estuvo marcada por luces y sombras, es innegable que supuso un punto de inflexión en la historia de España y sentó las bases para la España contemporánea que conocemos hoy en día.