La Inquisición, también conocida como Santo Oficio, fue una institución establecida en la Edad Media con el objetivo de combatir la herejía y defender la fe católica. En Castilla La Mancha, los antecedentes de la Inquisición se remontan al siglo XIII, cuando la Corona de Castilla comenzó a adoptar medidas para perseguir a los disidentes religiosos.
Uno de los primeros pasos hacia la creación de la Inquisición en Castilla la Mancha fue la instauración del tribunal del Santo Oficio en 1480, durante el reinado de los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Este tribunal tenía como objetivo principal juzgar y castigar a aquellos que se apartaban de la doctrina católica.
La Inquisición en Castilla La Mancha fue oficialmente establecida en 1483, cuando los Reyes Católicos solicitaron al Papa Sixto IV la creación de un tribunal inquisitorial en la región. El Papa accedió a la petición y nombró al cardenal Cisneros como inquisidor general de Castilla.
El tribunal de la Inquisición en Castilla La Mancha estaba formado por inquisidores, fiscales, notarios y alguaciles, que se encargaban de investigar, juzgar y castigar a los acusados de herejía. Este tribunal tenía un gran poder y sus decisiones eran finales, sin posibilidad de apelación.
La creación de la Inquisición en Castilla La Mancha tuvo un gran impacto en la sociedad de la época. Por un lado, la institución sirvió para reafirmar el poder de la monarquía y de la Iglesia católica, al imponer una visión única de la fe y castigar a aquellos que se apartaban de ella.
Pero por otro lado, la Inquisición también generó miedo y represión entre la población, que vivía bajo la constante amenaza de ser acusada de herejía. Muchas personas fueron perseguidas, torturadas y ejecutadas injustamente durante los siglos de dominio inquisitorial en Castilla La Mancha.
A pesar de su abolición en el siglo XIX, el legado de la Inquisición en Castilla La Mancha perduró durante siglos. La represión y la intolerancia religiosa sembraron una profunda huella en la memoria colectiva de la región, que todavía se refleja en la arquitectura, el arte y la cultura de la zona.
La creación de la Inquisición en Castilla La Mancha fue un capítulo oscuro en la historia de la región, que marcó a sus habitantes y dejó cicatrices que aún perduran en el presente.