La cultura íbera es una de las más antiguas e importantes de la península ibérica, con una historia que se remonta a miles de años atrás. En el caso de Castilla La Mancha, esta cultura tuvo un papel fundamental en el desarrollo de la región. Los orígenes de la cultura íbera en esta zona se remontan al periodo Neolítico, cuando los primeros asentamientos humanos aparecieron en la región.
Con el paso del tiempo, los asentamientos íberos en Castilla La Mancha se fueron consolidando y expandiendo, dando lugar a una cultura rica y diversa. Las poblaciones íberas de la región se dedicaban principalmente a la agricultura, la ganadería y la artesanía, lo que les permitió desarrollar una sociedad avanzada para su época.
La economía de los Íberos en Castilla La Mancha se basaba en la agricultura, con cultivos como trigo, cebada, olivos, viñedos y legumbres. Además, criaban ganado ovino, porcino y bovino. Esta economía permitió a los Íberos establecer una sociedad jerarquizada, con una clase dominante compuesta por guerreros y sacerdotes, y una clase trabajadora formada por agricultores y artesanos.
La religión desempeñaba un papel fundamental en la vida de los Íberos en Castilla La Mancha. Rendían culto a dioses y diosas relacionados con la naturaleza, como la Tierra, el Sol y la Luna. Además, practicaban rituales de sacrificio y adoración en santuarios y templos dedicados a sus divinidades.
El arte íbero en Castilla La Mancha era muy variado y se manifestaba en diferentes formas, como la escultura, la cerámica, la arquitectura y la metalurgia. Destacaban por su habilidad en la decoración y el diseño, utilizando motivos geométricos, zoomorfos y antropomorfos en sus obras.
Los Íberos en Castilla La Mancha eran hábiles guerreros y participaron en numerosas guerras y conflictos con otras culturas de la península ibérica, como los celtíberos y los romanos. Estas guerras tuvieron un impacto significativo en la cultura y el desarrollo de la región.
La llegada de los romanos a la península ibérica marcó el fin de la cultura íbera en Castilla La Mancha. Con la conquista romana, la región fue incorporada al Imperio Romano y adoptó sus costumbres, religión y lengua. A pesar de esto, la cultura íbera dejó una huella imborrable en la historia de la región.
A pesar de la desaparición de la cultura íbera en Castilla La Mancha, su legado perdura hasta nuestros días. Los restos arqueológicos, como los poblados, necrópolis, santuarios y cerámicas, nos hablan de una sociedad avanzada y sofisticada que dejó una huella imborrable en la historia de la región.