El pasado 21 de octubre, Automovilistas Europeos Asociados (AEA) reveló un alarmante informe en el que señala los 270 kilómetros de carreteras convencionales y autovías más peligrosos del territorio español. Este estudio, que abarca 71 vías en 45 provincias, muestra un índice de peligrosidad que supera en al menos diez veces la media nacional durante el período de 2019 a 2023.
La AEA ha cuestionado la noción tradicional de que el factor humano es el único responsable de los siniestros en las carreteras. La organización argumenta que el estado de las infraestructuras es crucial para la seguridad vial. Este análisis, que examina la Red de Carreteras del Estado, se basa en los últimos datos del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.
Según el informe, el Índice de Peligrosidad Medio (IPM) se ha mantenido estable en 8,2 durante el periodo 2019-2023, idéntico al registrado en el quinquenio anterior (2018-2022). Esto refleja una preocupante falta de mejoras en la seguridad vial de las carreteras españolas.
Entre las distintas vías, el segmento más riesgoso se encuentra en el kilómetro 243 de la N-4a, en Ciudad Real, donde el índice de peligrosidad supera en 598 veces la media nacional. Por otro lado, el punto más accidentado de la Red de Carreteras del Estado se sitúa en el kilómetro 0 de la autovía A77a en Alicante, que ha registrado un total de 104 accidentes y 150 víctimas. Otros puntos críticos incluyen la autovía T-11 en Tarragona y la A-55 en Pontevedra, aunque este último ha mostrado cierta mejora en su peligrosidad.
La AEA también ha señalado un incremento preocupante en la peligrosidad de las autopistas de peaje, que suelen considerarse las infraestructuras viales más seguras. En 2023, su índice de peligrosidad aumentó tres décimas en comparación con 2022. Durante el quinquenio mencionado, se han identificado 100 tramos en autopistas con niveles de peligrosidad que duplican la media nacional, resultando en 527 accidentes y 881 víctimas, la mayoría con lesiones leves.
En particular, el kilómetro 901 de la AP-7 en Almería ha emergido como el sitio de más alto riesgo entre las autopistas de peaje, con un índice de peligrosidad de 63,2, es decir, 14 veces superior al promedio nacional. Sin embargo, el tramo más problemático en términos de accidentes es el km 14 de la B-23 en Barcelona, que ha tenido 43 accidentes y 58 heridos suaves, seguido por el kilómetro 159 de la AP-9 en Pontevedra.
El análisis también indica que España ostenta una red de 165.705 kilómetros de carreteras. De este total, 26.474 kilómetros son administrados por el Gobierno central, cubriendo el 53,5% del tráfico; mientras que 71.251 kilómetros corresponde a las comunidades autónomas (41,4% del tráfico) y los restantes 67.980 kilómetros están bajo la gestión de diputaciones y cabildos (5,1%).
Es importante subrayar que de la red nacional, 17.666 kilómetros son clasificados como vías de gran capacidad, destacando a España como el país de la Unión Europea con la mayor longitud de este tipo de carretera, superando a Alemania. A pesar de estas cifras, la AEA advierte sobre la existencia de numerosos 'puntos negros' en las carreteras que aún necesitan ser resueltos. La falta de financiación podría obstaculizar las mejoras necesarias, pero es vital que los conductores estén informados sobre estos tramos peligrosos para poder tomar las precauciones adecuadas. En los últimos cinco años, esos 270 kilómetros representaron 1.563 accidentes y 2.169 víctimas, en su mayoría leves, lo que subraya la urgencia de abordar esta situación.
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