Crónica Castilla-La Mancha.

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Casi cien pacientes han recibido atención integral mediante el programa Activa-UCI en Albacete.

Casi cien pacientes han recibido atención integral mediante el programa Activa-UCI en Albacete.

ALBACETE, 28 de junio. En la ciudad de Albacete, cerca de 90 pacientes mayores de 70 años han sido incluidos en el innovador programa Activa-UCI. Esta iniciativa multidisciplinar es el resultado de la colaboración entre los Servicios de Medicina Intensiva y Geriatría de la Gerencia de Atención Integrada, con el objetivo de proporcionar una atención integral a los mayores tras su paso por la Unidad de Cuidados Intensivos.

La doctora Isabel Murcia, especialista en medicina intensiva, ha señalado que el Síndrome Post-UCI implica diversas secuelas físicas, cognitivas y emocionales que pueden surgir o intensificarse después de recibir cuidados críticos, una información que fue compartida por la Junta a través de un comunicado oficial.

En noviembre de 2019, Albacete estableció la primera consulta de seguimiento Post-UCI en Castilla-La Mancha, adoptando el lema: 'Que el alta no sea el final, sino el comienzo de la recuperación'. Este enfoque multidisciplinar involucra a rehabilitadores, fisioterapeutas, geriatras, psicólogos clínicos y enfermeras de enlace, quienes trabajan conjuntamente para desarrollar un plan adaptado a cada paciente.

La experiencia acumulada en esta consulta ha revelado que los pacientes de mayor edad son los que enfrentan un mayor riesgo de secuelas y prolongados tiempos de recuperación. En respuesta a esta realidad, en 2023, el Servicio de Geriatría se ha incorporado al programa PostUCI, dando origen a Activa UCI.

El proyecto permite que, tras su estancia en la UCI, un geriatra lleve a cabo una evaluación geriátrica completa del paciente, considerando aspectos funcionales, cognitivos, sociales y médicos. La doctora Alicia Noguerón, quien lidera el proyecto, ha explicado: "Analizo la fragilidad, la sarcopenia, el riesgo de deterioro funcional y la presencia de otros síndromes geriátricos, además de coordinar la transición a cuidados intermedios o a domicilio para asegurar una continuidad en la atención y reducir el riesgo de reingresos".

Los pacientes que han estado en la UCI enfrentan un mayor riesgo de deterioro funcional agudo, delirios, fragilidad, sarcopenia, trastornos afectivos y desnutrición, así como un riesgo de institucionalización prematura. Por ello, un abordaje integral resulta esencial.

La doctora ha añadido que cuentan con una enfermera especialista en geriatría y una nutricionista que contribuyen a elevar la calidad asistencial del proceso. Además, se enfatiza la importancia del ejercicio físico multicomponente como parte de la intervención con los pacientes en esta etapa.

Desde el inicio del proyecto, los profesionales han notado mejoras en la recuperación tanto funcional como emocional de los pacientes, así como una adaptación más efectiva al entorno tras el alta, sobre todo en aquellos que han recibido intervención temprana y apoyo familiar.

Las valoraciones de pacientes y familiares han sido muy positivas. Los pacientes perciben un acompañamiento significativo en una fase crítica, mientras que los familiares destacan la continuidad asistencial, la humanización del proceso y la orientación práctica sobre cuidados necesarios.