Crónica Castilla-La Mancha.

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Cuenca sufre apagón: heladerías y tiendas operan con generadores en medio del caos.

Cuenca sufre apagón: heladerías y tiendas operan con generadores en medio del caos.

CUENCA, 29 de abril. Un apagón a nivel nacional impactó la vida cotidiana y la actividad comercial en Cuenca, pero sorprendió al dejar a los ciudadanos en las calles, manteniendo la calma y disfrutando de una tarde de convivencia. La situación comenzó a solucionarse hacia las doce y media de la noche, restituyendo poco a poco la normalidad.

Alrededor de las 16:00 horas, la interrupción del suministro eléctrico se había prolongado por más de tres horas. A pesar de ello, algunos padres aguardaban en las puertas del Conservatorio de Música, confiando en que el corte de energía duraría poco. Lamentablemente, no fue así, y los pequeños estudiantes se quedaron sin clases esa jornada.

Los docentes, informando a los alumnos sobre la situación, se encontraron en un dilema. Una joven preguntó a su profesor: "¿Va a haber clase, Óscar?", revelando la incertidumbre que dominaba en el ambiente. Sin embargo, el día resultó ser muy distinto a lo habitual, y los educadores no pudieron retomar sus actividades.

El cierre de la mayoría de los comercios en Cuenca es habitual antes de las 17:00 horas, pero, ante la falta de electricidad, algunos establecimientos hicieron la excepción. Sin poder operar los cierres automáticos, algunos comerciantes decidieron permanecer abiertos, mientras otros, necesitados de cerrajeros, buscaban soluciones para asegurar sus locales.

Los restaurantes y bares se vieron gravemente afectados. La mayoría de los locales optó por cerrar, aunque algunos intentaron atender a sus clientes en las terrazas en medio de las dificultades. Tomarse un café fue complicado, pero algunas neveras lograron ofrecer bebidas frescas, convirtiéndose en un alivio durante la calurosa tarde.

En Carretería, las heladerías pusieron en marcha generadores eléctricos para reducir las pérdidas por el corte de energía. Algunos comercios, al percibir el apagón, cerraron instintivamente, pensando que el problema era local y no parte de un inconveniente más amplio.

Sin embargo, ciertos establecimientos, como fruterías y tiendas de comestibles, mantuvieron sus puertas abiertas en un acto de valentía comercial, al igual que pocas floristerías y boutiques donde, a pesar de la escasa iluminación, algunas personas se aventuraban a curiosear.

Los bazares prosperaron en este contexto, abasteciendo a los ciudadanos de productos esenciales como cargadores, velas y radios a pilas, vitales para mantenerse informados en medio de una crisis que complicó el acceso a las plataformas digitales debido a fallos en la telefonía móvil.

En cuanto a los supermercados, la mayoría tuvieron que cerrar, aunque Mercadona fue una excepción, manteniendo el servicio gracias a su sistema de energía a diésel. El pan y embutidos se convirtieron en los productos más buscados, aunque el público reaccionó con calma y no cayó en la histeria ante un posible desabastecimiento.

En las vías, la situación complicó el tráfico. Los agentes de movilidad tomaron cartas en el asunto en los cruces más conflictivos, donde los semáforos estaban inoperativos. En otros puntos, los peatones esperaban pacientemente a que algún conductor amable les permitiera cruzar.

La recomendación de no utilizar vehículos contribuyó a que el tránsito fuera más fluido, aunque muchos conquenses se vieron obligados a dejar sus autos en los garajes, cuyos cierres eléctricos quedaron inoperativos.

A diferencia del silencio de las calles durante la pandemia, el apagón impulsó a los ciudadanos a salir y buscar opciones de entretenimiento en las zonas al aire libre. En Carretería, la conversación giraba en torno a las posibles razones del corte, mientras recordaban relatos apocalípticos de películas y series que parecían cobrar vida ante sus ojos.

Al llegar la noche, los conquenses regresaron a casa para preparar cenas, en muchos casos a la luz de las estrellas, que brillaron con fuerza en el cielo. La normalidad regresó finalmente a las 00:30 horas, cuando las luces de la ciudad se encendieron nuevamente, marcando el cierre de una jornada inusual y memorable.