Cynthia y Liliana: dos mujeres que enfrentaron el juicio por su amor y hallaron su hogar en Sigüenza.
GUADALAJARA, 5 de julio.
Cuando Cynthia Rivas y Liliana Villalta se unieron en matrimonio hace casi dos años en México, jamás imaginaron que su amor las llevaría a enfrentarse a un entorno hostil. No solo sellaban un compromiso romántico, sino que también afrontaban la dura realidad de la discriminación en sus respectivos países. Actualmente, viven su amor sin restricciones en el Centro de Refugiados de Sigüenza, situado en Guadalajara.
Cynthia es originaria de México y Liliana de El Salvador. Ambas decidieron dejar atrás sus vidas, familiares y empleos para buscar la libertad en España, un lugar donde pudieran vivir su amor sin temor a represalias.
La pareja se conoció a través de Internet y, con el tiempo, su relación se fortaleció. Sin embargo, dar el paso al matrimonio fue un proceso complicado. Liliana dejó su país y se trasladó a México, un lugar donde en algunos estados se reconocía el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero la corrupción y la discriminación laboral hicieron que, a pesar de sus deseos, no pudieran celebrar su unión de forma abierta en su nuevo hogar.
Tras su boda, que tuvo lugar hace un año y medio, comenzaron a enfrentar dificultades. Deseaban ser reconocidas como pareja, no solo como amigas, pero este cambio generó tensiones en sus lugares de trabajo. Las cosas comenzaron a complicarse para ellas, como relata Liliana, quien experimentó un trato desigual en su entorno laboral.
Cynthia empezó a notar que sus proyectos eran retirados y que la discriminación era evidente. En un intento por recibir apoyo familiar, se trasladaron a El Salvador, pero allí el reconocimiento de su matrimonio fue incierto. Liliana explica que le informaron que, bajo otras circunstancias, habría recibido los permisos necesarios si su esposa hubiese sido un hombre, lo que las llevó a una situación de frustración.
Después de muchas adversidades, en marzo del año pasado, decidieron encontrar un futuro mejor en España, un país que, desde hace más de dos décadas, reconoce legalmente el matrimonio entre personas del mismo sexo.
A pesar de llegar con miedo y dudas, encontraron refugio en Accem, en Ciudad Real, y posteriormente fueron llevadas al Centro de Refugiados de Sigüenza. Actualmente, viven en esta ciudad y están inmersas en un proceso de formación, ya que desean integrarse plenamente en la sociedad española.
Ambas mujeres valoran profundamente el derecho que España les brinda: el poder vivir su amor sin temor. Aunque todavía enfrentan retos en su adaptación, están decididas a superarlos. Se han presentado como pareja, agradecidas por la receptividad cultural en su nuevo hogar. “Elegimos España porque aquí puedes vivir con libertad”, comenta Cynthia, quien ha recuperado su tranquilidad.
“Aquí podemos sostenernos de la mano y ser reconocidas como esposas sin temor a ser discriminadas”, añade Liliana, con esperanza en sus palabras.
Actualmente, ambas participan en un curso de formación para convertirse en auxiliares administrativos, con la firme intención de no ser una carga para la sociedad y contribuir positivamente. “Queremos aportar”, enfatiza Liliana. Un objetivo que tienen a futuro es revalidar su matrimonio en España, para lo cual buscan alternativas legales que les permitan hacerlo. “No estamos seguras de cómo funcionará, pero es algo que deseamos lograr”, apunta Liliana.
Por su parte, el anhelo de Cynthia es más simple, pero profundo: anhela alcanzar una vida en paz. “No queremos ser una carga, sabemos que podemos trabajar”, concluye, satisfechas por haber encontrado un lugar donde su amor es aceptado y valorado.
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