Desesperación en la Sierra Norte de Guadalajara: dos pueblos afectados por la falta de Internet durante diez días.
GUADALAJARA, 26 de marzo. En un claro ejemplo de la frustración que vive la España vaciada, los habitantes de Galve de Sorbe y Cantalojas se encuentran furiosos tras casi diez días sin acceso a Internet. La falta de respuesta de la empresa responsable del servicio agrava aún más su situación, a pesar de sus continuas reclamaciones.
En pleno siglo XXI, el hecho de carecer de un servicio básico como Internet es inaceptable. Esta interrupción impacta de manera negativa en la vida cotidiana de los residentes; los estudiantes no pueden realizar sus tareas escolares, la administración local enfrenta dificultades para gestionar sus funciones y los negocios, especialmente las casas rurales, sufren cancelaciones de reservas por la inexistencia de conexión a la red.
La indignación entre los escasos vecinos de estas localidades en la Sierra Norte de Guadalajara es palpable. Además de la falta de Internet, frecuentemente se ven afectados por cortes en la telefonía móvil y problemas energéticos que dañan sus dispositivos electrónicos, lo que, según las autoridades locales, refleja la cruda realidad de la España desprovista de servicios.
Pilar Moreno Esteban, teniente de alcalde de Cantalojas y propietaria de un negocio de alojamiento, expresa el sentir de los lugareños: "Este es el verdadero rostro de la España vaciada, desprovista de servicios esenciales y no de personas". Con solo unos 90 residentes permanentes, el turismo es vital para la economía local, pero este abandono no hace más que agravar la situación.
Moreno denuncia: "Nos sentimos completamente solos. Nos han asignado lo peor en cuanto a infraestructura y equipos, y eso se traduce en un servicio deficiente". Se muestra escéptica sobre las intenciones de las empresas, sugiriendo que se les envían equipos obsoletos, despreciando las necesidades de comunidades pequeñas con menos atención y recursos.
Desde el 17 de marzo, estas localidades carecen de Internet sin una explicación satisfactoria del proveedor, lo que genera aún más confusión y malestar. La teniente de alcalde enfatiza que la falta de solución a un problema que consideran serio es incomprensible, sobre todo tras tantos días sin servicio.
Las únicas respuestas recibidas por parte de la compañía 7 Play son vagos rumores que no hacen más que alimentar la frustración de los ciudadanos. Moreno señala que hay malentendidos sobre la responsabilidad del Ayuntamiento en esta crisis, cuando en realidad no tienen capacidad de intervenir en temas técnicos o de infraestructura. “Nosotros no tenemos la autoridad para reemplazar una antena o solucionar problemas de conexión”, se queja.
La llegada de la fibra óptica hace dos años prometió mejoras que nunca se concretaron, según Moreno. Cada vez que hay un cambio climático, como tormentas o ráfagas de viento, surgen problemas que paralizan la vida en el pueblo. Muchos viajeros eligen no quedarse en los alojamientos porque carecen de Internet, lo que afecta gravemente la economía local, y el propio secretario administrativo ha tenido que trasladarse a otros pueblos para realizar su trabajo.
Los escolares se ven obligados a depender de datos móviles para completar sus tareas, mientras que el resto de la comunidad lucha por mantenerse conectada. La historia de estas localidades, que anteriormente gozaban de un servicio de Internet más estable, cambió drásticamente cuando 7 Play asumió el suministro, convirtiendo lo que prometía ser una mejora en una serie de constantes problemas.
Desde la ayuntamiento de Cantalojas, se han intentado establecer comunicaciones con la empresa sin recibir respuesta. “Es como si nuestra existencia no tuviera importancia para ellos”, afirman con indignación. Aunque no hay gran afluencia de turistas en esta época, la falta de servicios confiables impide que el teletrabajo se convierta en una opción viable.
Próximamente, los residentes esperan una reunión virtual sobre su situación, aunque es incierto si podrán llevarla a cabo. Las reuniones programadas han tenido que ser reemplazadas por llamadas telefónicas tradicionales, una situación que todos consideran irónica, dado que el acceso a la tecnología debería ser un estándar hoy en día. La desesperación y la impotencia son emociones compartidas por todos en la comunidad ante la falta de soluciones.
A pesar de las repetidas llamadas a 7 Play, las respuestas siguen siendo insatisfactorias. La comunidad exige claridad y transparencia, dado que, curiosamente, en estos pueblos pequeños el costo del servicio a menudo es más elevado que en entornos urbanos. Según Moreno, las grandes empresas no parecen atender las necesidades de las regiones más vulnerables, evidenciando una falta de consideración hacia la vida en la España rural.
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