EL BONILLO, 6 de julio.
En un ambiente vibrante y festivo, María Matamoros, con sus 80 años, recorre las calles de su pueblo, El Bonillo, en Albacete, acompañada por un grupo de amigas de su misma edad y un andador. A su alrededor, miles de jóvenes con estética punk y rockera disfrutan de la música en vivo de El Drogas, creando un contraste único entre las generaciones.
“Estamos aquí para disfrutar de la música y el ambiente”, expresa Matamoros, aludiendo a la vasta programación musical del festival ‘La Nación Alterna’, que por 16 años ha atraído a un gran número de asistentes a esta localidad de solo 2.900 habitantes. Este año, la población se ha duplicado, convirtiendo al festival en un punto de encuentro ineludible en la comarca.
Originado en 2008 por la asociación circense local Rolling Cyrcus, el festival empezó modestamente con no más de un centenar de asistentes. Con el paso del tiempo, ha evolucionado y se ha posicionado como uno de los referentes en el circuito musical de La Mancha.
A medida que las circunstancias económicas cambiaban, muchos ayuntamientos mostraron escepticismo ante la inversión en música alternativa. Sin embargo, el éxito del festival ha hecho que El Bonillo sea considerado un ejemplo a seguir por localidades vecinas.
Manuel Núñez, de la empresa organizadora Berrinche, resalta el impacto económico positivo que el festival tiene en la comunidad: “Cada euro que destinamos en este evento se traduce en el doble de beneficios para nuestro pueblo”.
Según Núñez, las claves del éxito incluyen la atención al público y la calidad de los espectáculos, facilitando instalaciones como baños adecuados, acceso a la piscina municipal y áreas de sombra que contrarrestan el intenso sol veraniego.
“No buscamos masificar el festival”, agrega Núñez. “Podríamos expandirlo más, pero preferimos mantener un enfoque que respete la capacidad del pueblo”.
Esto resulta en un ambiente acogedor y familiar donde diversas generaciones se entrelazan, disfrutando tanto de las actuaciones matutinas de circo como de las presentaciones musicales al atardecer.
María Matamoros describe el festival como un soplo de vida para El Bonillo. “Esto es increíble. La juventud se reúne, los comercios prosperan y las calles están llenas de curiosidad”, comparte con una sonrisa, mientras observa a un grupo de jóvenes ataviados al estilo manchego.
“Sería maravilloso que algunos decidieran quedarse a vivir aquí, realmente lo necesitamos”, sugiere la anciana. “Este evento permite que personas de fuera conozcan nuestro pueblo, que es una nación en sí misma”, añade Matamoros, en referencia a un lema que ha pasado a ser un emblema del municipio.
Dicho lema, originado hace décadas y pintado en una de las paredes del pueblo, ha evolucionado con el tiempo hasta convertirse en un símbolo local que ha inspirado incluso monedas y productos característicos del festival.
En este evento, no se venden entradas, sino que se ofrecen “pasaportes”, tal como explica Núñez. Más allá de ser un simple gancho promocional, considera que 'La Nación' refleja la comunidad que se crea durante el festival.
“Nos unimos como una gran familia, generando lazos de solidaridad tanto entre los asistentes como con los músicos”, asegura el promotor.
Miriam Calero, una madre de 42 años de Valencia, participa cada año desde 2009. Sus hijos, de 10 y 8 años, han crecido disfrutando de esta tradición. “El festival es ideal para los pequeños”, afirma Calero, destacando la variedad de actividades diseñadas para ellos como malabares y talleres.
Leire Villanueva, vocalista de la banda de reggae Iseo&Dodosound, es nueva en el festival y se muestra entusiasmada por la experiencia. “Al principio no conocía el evento, pero la buena reputación que tenía me sorprendió”, señala, mientras se prepara para presentarse en un cartel donde comparten espacio reconocidas bandas.
El festival atrae principalmente a jóvenes de Madrid y Valencia, pero su fama se extiende a diversas comunidades como Galicia y Navarra, tal como lo demuestra Miguel Ledesma, un joven festivalero que ha optado por El Alterna ante la masificación de otros eventos.
“Anteriormente asistía a Viñarock, pero buscando un ambiente más auténtico decidí probar aquí. La música es igualmente buena y se respira más tranquilidad”, afirma Ledesma, mientras recorre el pueblo con una refrescante bebida en mano.
Su opinión es compartida por muchos, incluidos los asistentes que valoran las instalaciones, como los limpios baños y el acceso a la piscina, considerados excepcionales en comparación con otros festivales. Según los organizadores, el festival ha logrado mantener un notable nivel de fidelidad entre su público, alcanzando un 80% de reacciones positivas.
De cara al futuro, el festival ‘La Nación Alterna’ ya ha anunciado que las entradas para la próxima edición estarán disponibles a partir del 9 de julio, prometiendo una programación que incluirá grupos reconocidos como Biznaga y Dubioza Kolektiv. La tradición de música y convivencia en El Bonillo continúa firme, consolidando su posición como un evento esencial para la región.
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