TOLEDO, 19 Nov. - Las facultativas del servicio de Pediatría y de Rehabilitación del Complejo Hospitalario Universitario de Toledo han recibido el primer premio al mejor caso clínico publicado en la revista Pediatría Integral durante el 37 Congreso de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria.
El caso clínico, titulado 'Tortícolis recurrente en niña de 9 meses, ¿en qué patología debemos pensar?', ha sido elaborado por las doctoras Laura Fernández García, María García Bascones, Begoña Losada Pinedo y María Hernández López y publicado en 'El Rincón del Residente' de la revista Pediatría Integral, según ha informado la Junta en nota de prensa.
En el congreso, que tuvo lugar en Gijón y al que asistieron más de 900 especialistas de todo el país, se presentaron un total de 400 trabajos. El caso clínico del Hospital de Toledo obtuvo el primer premio en su categoría.
El tortícolis se define como una inclinación lateral de la cabeza hacia el hombro, con rotación de cuello y desviación de la cara. En la edad infantil, hay una amplia variedad de patologías causantes, siendo el tortícolis muscular congénito (TMC) responsable del 80% de los casos.
El diagnóstico diferencial es importante debido a las diversas causas adquiridas de tortícolis infantil, que pueden ser inflamatorias, infecciosas, estructurales, traumáticas o neurológicas, y tienen diferentes grados de gravedad.
El caso clínico premiado trata sobre un tortícolis paroxístico benigno con una presentación clínica muy característica. Se caracteriza por episodios recurrentes de distonía cervical con lateralidad alternante, que duran horas o días, y ocasionalmente se acompañan de vómitos, palidez cutánea, irritabilidad, ataxia o somnolencia. Esto suele generar una gran preocupación en los padres. Estos episodios suelen ocurrir durante los primeros meses de vida, a diferencia de las causas congénitas que suelen manifestarse desde las primeras semanas.
La mayoría de los casos tienen un curso transitorio, y la frecuencia y duración de los episodios disminuyen con la edad. Por lo general, el cuadro clínico remite por completo a los 5 años de edad, sin dejar secuelas neurológicas y con una aceleración en el desarrollo psicomotor.