TOLEDO, 14 Nov. - En una reciente comparecencia, el consejero de Hacienda, Administraciones Públicas y Transición Digital de Castilla-La Mancha, Juan Alfonso Ruiz Molina, ha proporcionado un desglose de las impactantes consecuencias que dejó la DANA en las provincias de Albacete y Cuenca, centrándose especialmente en las localidades de Letur y Mira. Aunque la noticia más dolorosa fue la trágica pérdida de siete vidas, se enumeraron también más de 50.846 llamadas realizadas al servicio de emergencias 112, se gestionaron 346 incidencias y un total de 146 municipios se vieron afectados por los estragos de este fenómeno meteorológico.
Ruiz Molina destacó la valiosa labor de los diversos cuerpos de emergencia movilizados, quienes lograron rescatar a 68 individuos en situaciones críticas, de los cuales 14 fueron auxiliados por agentes de la Guardia Civil. Este esfuerzo destaca la importancia de contar con fuerzas de seguridad y rescate entrenadas para actuar en situaciones extremas.
En esta respuesta coordinada se utilizaron una amplia variedad de recursos, incluidos helicópteros, drones, ambulancias, camiones para la remoción de escombros y limpieza, vehículos de bomberos, así como retroexcavadoras. El consejero enfatizó: "Hemos puesto a disposición toda la maquinaria que se nos ha solicitado para asegurar el efectivo despliegue de recursos ante esta emergencia".
Durante su intervención en la tribuna de las Cortes de Castilla-La Mancha, Ruiz Molina abordó cómo se gestionó la crisis de la DANA, que tuvo lugar el 29 de octubre. Remarcó que las acciones del Gobierno regional se llevaron a cabo en coordinación con diversas instituciones, resaltando la especial atención a las comunidades de Mira y Letur, que fueron las más devastadas por las inundaciones.
En un detallado relato cronológico, el consejero mencionó que las labores preventivas iniciaron tan pronto como se tuvo constancia de que la DANA se dirigía hacia la región. A las 13:02 del 28 de octubre, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) emitió su primer aviso sobre la inminente llegada de grandes tormentas a Albacete, con una advertencia de que ocurrirían en el plazo de las siguientes doce horas.
En respuesta a esta información crítica, se realizaron envíos masivos de alertas a través de mensajes y correos electrónicos dirigidos a grupos de intervención en emergencias y a los municipios afectados. Asimismo, se utilizaron las redes sociales del Gobierno regional para mantener actualizados a los ciudadanos sobre la evolución de la situación meteorológica.
El 28 de octubre, a las 21:48, se recibió un nuevo aviso de nivel naranja para la zona sur de la provincia de Cuenca, mientras que el resto de las provincias estaban bajo un aviso amarillo. Esto marcó un momento crucial, ya que a las 23:00 hora se activó el plan METEOCAM en fase de alerta, cubriendo toda la región, una medida tomada una hora antes de la tormenta pronosticada.
El día 29, a las 18:30, en el apogeo de los efectos de la DANA en Letur, se confirmó la desaparición de seis personas, quienes posteriormente fueron reportadas como fallecidas, especialmente debido a la fuerte corriente de agua que arrasó la calle Cuesta de las Moreras. Estas circunstancias lamentables subrayan la urgencia de una respuesta eficiente ante desastres naturales.
Previo a este trágico suceso, la Dirección General de Protección Ciudadana había elevado el nivel del METEOCAM a nivel 1 tres horas y media antes, con el objetivo de movilizar todos los recursos de manera organizada. Este movimiento se vio complementado con la constitución de un Comité Asesor encargado de supervisar la asistencia y tomar decisiones clave para mitigar los efectos de la DANA. A la par, se reforzó el personal en la sede del 112 para garantizar una atención efectiva.
Los esfuerzos por responder a la emergencia incluyeron la activación de personal de asistencia y la apertura de un albergue por parte de Cruz Roja, que se equipó con los medios de telecomunicación necesarios. Este albergue fue utilizado por cinco vecinos la misma noche del 29 de octubre, lo que demuestra la rapidez de la intervención.
En las primeras horas del 30 de octubre, a la 1:08, comenzaron a fluir las alarmas sobre la crítica situación en Mira, a través de llamadas al 112. Debido a la magnitud de la crisis, los operativos en el lugar solicitaron la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias, lo que marcó un aumento significativo en la respuesta a la crisis.
Finalmente, el estado de emergencia alcanzó el nivel 2, permitiendo la activación del cuerpo militar a las 4:40. Un puesto de mando móvil fue desplegado desde Toledo hacia la localidad afectada, en un esfuerzo por estabilizar la situación. En ese mismo periodo, se solicitó el apoyo de un cuerpo de bomberos de la provincia de Valencia, quien, sin embargo, no pudo acudir por la sobrecarga de trabajo en su propia jurisdicción.
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