TOLEDO, 29 de enero. En un significativo avance legislativo, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha ha hecho público, este miércoles, en el Diario Oficial de la región, una resolución que permitirá la utilización de la lana proveniente de las explotaciones ganaderas como una alternativa para optimizar el estiércol. Esta iniciativa ya ha generado interés en el sector ovino, que se ve beneficiado por nuevas opciones de manejo de sus recursos.
Con esta nueva normativa, se autoriza específicamente a los ganaderos de ovino de Castilla-La Mancha a mezclar la lana producida en sus propias explotaciones con el estiércol generado de la misma actividad. Las pautas establecidas ofrecen un marco claro para llevar a cabo esta práctica, con condiciones que resaltan la importancia de un manejo adecuado y responsable de los residuos.
Según los lineamientos de la resolución, la mezcla de lana y estiércol deberá ser sometida a un proceso de compostaje de entre tres y seis meses. El proceso implica que la lana se disponga en una capa horizontal sobre el estiércol, sin exceder un grosor de 40 centímetros. Posteriormente, esta mezcla deberá ser cubierta nuevamente con estiércol. Además, se especifica que la cantidad de lana utilizada no podrá exceder el 10 por ciento del volumen total de estiércol en cada explotación y que su aplicación como enmienda se limitará a las tierras dentro del territorio de Castilla-La Mancha. Esta práctica se llevará a cabo en estricta conformidad con el Real Decreto 1051/2022, del 27 de diciembre, que regula la nutrición sostenible de los suelos agrarios.
La resolución también incluye medidas de sanidad animal, estipulando que en casos de brote de enfermedad o situaciones que comprometan la salud del ganado, el uso de la lana como enmienda quedará prohibido, asegurando así la protección de los rebaños.
Este movimiento legislativo se presenta como respuesta a los desafíos observados en los últimos ciclos de producción, donde la falta de demanda por la lana en toda Europa ha dejado a muchos ganaderos con un excedente acumulado, generando problemas de espacio y costos asociados a la eliminación de este subproducto en granjas de Castilla-La Mancha y otras regiones de España.
El aspecto más destacado de esta normativa radica en la transformación de la lana de desecho en un recurso valioso. Al integrarla con el estiércol, se convierte en un insumo útil que puede ser utilizado por los ganaderos, no solo para el consumo en sus propias tierras, sino también para su comercialización, ampliando así las posibilidades de fertilización en agricultura. Este enfoque no solo promueve la sostenibilidad, sino que también alivia la carga económica de los ganaderos en un contexto desfavorable.
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