Crónica Castilla-La Mancha.

Crónica Castilla-La Mancha.

Fallece un personaje clave en las obras de Lorenzo Silva.

Fallece un personaje clave en las obras de Lorenzo Silva.

TOLEDO, 27 de enero. (Redacción de Manuel Moreno para EUROPA PRESS) -

Hoy, en un momento de profunda reflexión, quiero rendir homenaje a la vida y legado de José Antonio Fernández Alameda, un ejemplar guardia civil de la Policía Judicial que nos dejó este lunes tras enfrentar con valentía una larga batalla contra la enfermedad. Durante décadas, sirvió con dedicación en la Comandancia de Toledo, convirtiéndose en un pilar fundamental para la comunidad y para sus compañeros.

Mi primer encuentro con José Antonio tuvo lugar en diciembre de 1999, cuando lo conocí en el marco de un reportaje que estaba realizando. Él era parte de la Unidad de Policía Judicial y estaba a un paso de ascender a sargento. Su compañero, a quien llamamos 'binomio' en el argot policial, era su sombra y aliado en las horas de trabajo. Recuerdo con admiración cómo, al ingresar en la comandancia, tuve la sensación de estar delante de personajes sacados de una novela, aunque un célebre autor madrileño ya había trazado sus características en páginas previas.

El escritor Lorenzo Silva había dado vida, el año anterior, a los célebres agentes de la UCO, Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. Aquel hombre, a quien solía referirme como JA, me impresionó por su meticulosidad, su reflexión profunda y su sabiduría. En un momento crítico para mí, me brindó un valioso consejo que guardo en el recuerdo: enfrentaba un juicio donde un violador condenado quería dirigirse a mí. Su previsión y conocimiento me ayudaron a enfrentar aquella situación con mayor seguridad, permitiéndome actuar con discreción y protegerme de sus intenciones.

Una de las frases que JA dejó grabada en mi memoria fue: "No hay un crimen perfecto, sino uno mal investigado". Este saber, que venía de su vasta experiencia y dedicación, reflejó su compromiso con la justicia. En numerosas ocasiones, cuando nos cruzábamos en la Audiencia Provincial de Toledo, él supo guardarse algunos secretos, recordándome que el conocimiento es a menudo un arma de doble filo.

Su participación en los juicios fue siempre un deleite para quienes estábamos presentes. JA tenía un don para comunicar, ya fuera a magistrados o ciudadanos comunes, la complicada realidad de un crimen. Siempre llegaba acompañado de su colega, su compañera de batallas, dejando una huella didáctica que educaba tanto como informaba en la sala de audiencias, especialmente en sus últimos años como parte del laboratorio de Criminalística.

Como si de un mentor se tratase, JA dejó su marca en mi vida hace 17 años, cuando me sometí a una inesperada cirugía cardíaca. Recuerdo vivamente su voz profunda al descolgar el teléfono tras regresar a casa desde el hospital: "Me tienes preocupado, llevo semanas sin leer una línea tuya". En aquellos días, los teléfonos móviles no eran tan comunes, por lo que aquella llamada significó mucho para mí. Anhelaba haber podido corresponderle, pero esa oportunidad ya no llegará.

Como un apasionado maestro y formador de nuevas generaciones de guardias civiles, José Antonio bien merecería que sus colegas celebraran su legado con una botella de vino, evocando las memorias compartidas. Portbou, una hermosa localidad en la Costa Brava, habría sido el lugar perfecto para reflexionar sobre su vida, contemplando el Mediterráneo en paz.

Ahora, sin embargo, me encuentro con la realidad de que nunca más podré disfrutar de sus anécdotas o su interés por la fotografía y la micología. Intenté convencerlo en varias ocasiones para que, tras su retiro, compartiera sus experiencias y análisis de crímenes en los medios de comunicación de Castilla-La Mancha, actividades que habría realizado con gusto tras años de arduo trabajo que muchas veces le robaron tiempo con su familia.

Es probable que Lorenzo Silva no tenga noticia de esta pérdida. Le agradecería a quien lea esto que se lo comente: hemos perdido a un Bevilacqua de carne y hueso, un afortunado lector de sus novelas que valoró su arte. Se conocieron en un caso y pasaron un rato juntos. Estoy seguro de que el maestro lo recordará con cariño, porque su nombre resonará desde ahora en el tiempo: José Antonio Fernández Alameda, sargento de la Guardia Civil.