Crónica Castilla-La Mancha.

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Guadalajara: centro de investigación de los impactos de la despoblación y repoblación en áreas rurales

Guadalajara: centro de investigación de los impactos de la despoblación y repoblación en áreas rurales

GUADALAJARA, 18 de Noviembre.

La región norte de la provincia de Guadalajara se ha convertido en el foco de un relevante estudio científico, el Proyecto Renurse, el cual se dispone a explorar los efectos de la despoblación en áreas rurales montañosas. Este ambicioso proyecto tiene la intención de comparar núcleos tanto deshabitados como repoblados en tres provincias de España: Guadalajara, Huesca y Navarra. En particular, el trabajo en Guadalajara se centra en las localidades de Campillo de Ranas, La Vereda, y el núcleo en ruinas de Robredarcas, ubicados en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.

El Proyecto Renurse, cuyo título completo es "Efecto de la REstauración de NÚcleos Rurales abandonados sobre los Servicios Ecosistémicos: hacia una transición ecológica sostenible del medio rural", está bajo la dirección del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Se ejecuta gracias a un equipo científico multidisciplinar que incluye a investigadores de la Estación Experimental Aula Dei (EEAD), del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA), ambos también del CSIC, y del Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural de la Universidad de Zaragoza.

Este estudio se lleva a cabo con un enfoque interdisciplinario, combinando muestreos ecológicos de campo —que abarcan suelos, aguas, aves y vegetación— con trabajo cartográfico, encuestas de percepción social y talleres participativos enfocados en la elaboración de escenarios para el futuro. Este fin de semana se ha dado un avance significativo, con la celebración de uno de los últimos talleres en el Centro AN (Arquitectura Negra) de Campillo de Ranas. En este evento, participaron representantes de los núcleos en estudio junto a agentes locales, con el objetivo de integrar sus opiniones en las estrategias de acción, que buscan frenar la despoblación que afecta al medio rural.

En la provincia de Guadalajara, se realizan estudios sobre La Vereda, que fue deshabitada en la década de 1970 y comenzó su proceso de restauración en 1990; Campillo de Ranas, una localidad que ha mantenido su población a lo largo de la historia, y Robredarcas, un pueblo en ruinas que ha estado deshabitado desde los años 60, perteneciente al término municipal de Semillas. La densidad de población en estas áreas es alarmantemente baja, con solo 3.6 habitantes por kilómetro cuadrado, una tendencia que se observa también en los núcleos de las otras provincias en estudio, como en el Valle del Arce en Navarra y la zona de La Guarguera en el pirineo oscense.

El Proyecto Renurse se dedica a la comparación de tres tipos de núcleos rurales en esas áreas: aquellos que están activos y nunca han sido despoblados, los que llevan deshabitados desde los años 60 o 70 del siglo XX, y aquellos que fueron despoblados durante ese mismo periodo pero que han sido objeto de restauración en los últimos 30 o 40 años. La selección de estas áreas se realizó con atención a las exigencias del diseño experimental, que requiere que los núcleos estén bajo condiciones ambientales similares para llevar a cabo una comparación efectiva.

Según María Felipe-Lucia, investigadora del IPE-CSIC, “las áreas rurales son fundamentales para el desarrollo sostenible global, ya que contribuyen con valiosos servicios ecosistémicos a todo el territorio. Estos servicios y beneficios para la sociedad incluyen la producción de materias primas y alimentos, polinización, regulación del clima, suministro de agua, secuestro de carbono, y la provisión de espacios naturales ideales para actividades de ocio.”

El valor de esta iniciativa radica en su propósito de aportar evidencia científica acerca de los efectos que tienen los núcleos que han sido repoblados a lo largo del tiempo, dado que hasta ahora la mayoría de los estudios se habían centrado únicamente en medir el impacto del abandono rural sobre los ecosistemas.

La comparación entre núcleos que han sido restaurados y aquellos que se encuentran en estado de abandono permitirá evaluar ambos, los beneficios y las pérdidas atribuibles a la restauración ecológica. Además, el núcleo activo que nunca fue deshabitado proporcionará un marco de comparación crucial.

Los objetivos específicos del Proyecto Renurse incluyen valorar el impacto del abandono y la restauración en el uso y la cobertura del suelo, el examen de las consecuencias de la despoblación y la restauración en la provisión de servicios ecosistémicos, así como el análisis de alternativas de gestión que ofrezcan una fijación social y ambientalmente sostenible de la población rural.

Iniciado en 2023, el Proyecto Renurse se extenderá hasta mediados de 2025. La fase inicial consistió en un análisis cartográfico de los usos y coberturas del suelo, tanto en la actualidad como en las décadas de 1950 y 1980, períodos que representan momentos críticos en la transformación del paisaje.

Durante su primer año, el proyecto también investigó acerca de la provisión de los servicios ecosistémicos, lo que comprende la calidad de los suelos, su formación y fertilidad, así como la presencia de comunidades de bacterias, hongos e invertebrados edáficos, y las comunidades vegetales y avícolas presentes en cada núcleo.

En adición, a partir de la información cartográfica, se estudió el cambio en la capacidad de almacenamiento de carbono, la producción y calidad de las aguas, los recursos agrogáneros, y el riesgo de incendios. A lo largo de este primer año, se llevaron a cabo jornadas participativas abiertas a la población local para informar sobre los objetivos del proyecto y la metodología a emplear, así como para recopilar y considerar las aportaciones de los habitantes en el desarrollo del mismo.

Por último, en el marco del desarrollo de propuestas de acción que mitiguen la despoblación en estas áreas rurales, el proyecto continuará con jornadas participativas en colaboración con los principales agentes de cada zona, lo que permitirá la formulación de estrategias futuras viables y efectivas.