Crónica Castilla-La Mancha.

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Sacerdote de Alcázar celebra misa con cardenales: "A pesar de su desafío, mostraron calma".

Sacerdote de Alcázar celebra misa con cardenales:

CIUDAD REAL, 7 de mayo.

El sacerdote Pablo Molina, originario de Alcázar de San Juan, se ha sumado este miércoles a la misa que tuvo lugar en la Basílica de San Pedro en El Vaticano, en un evento que reunió a todos los cardenales de la Iglesia antes de dar inicio al cónclave que elegirá al nuevo Papa en reemplazo de Francisco I.

Molina compartió con Europa Press que, a pesar de la difícil situación que enfrentan los cardenales, el ambiente que se respiraba era de tranquilidad y cordialidad. Se notaba en sus rostros sonrisas y una buena disposición; varios de ellos se quedaron orando ante la tumba de San Juan XXIII tras la celebración litúrgica.

Aunque el sacerdote pertenece a la Archidiócesis de Toledo, expresó su satisfacción personal por haber podido presenciar un momento tan significativo. Describió su papel en la eucaristía, donde tuvo la oportunidad de administrar la comunión, como "un privilegio".

Molina subrayó la relevancia de la futura elección del nuevo Papa, enfatizando que se trata de seleccionar "al pastor de la Iglesia universal". Se siente, sin lugar a dudas, privilegiado por formar parte de un instante tan trascendental que será recordado en la historia.

Este periodo de espera se ha convertido, según sus palabras, en un "momento profundo de oración". Destacó que, sin importar la distancia, todos los fieles están conectados en un mismo lugar, ante Dios, invocando al Espíritu Santo para que guíe a los cardenales en su decisión.

Además, el sacerdote ha notado que la ciudad de Roma y la sede del Vaticano están repletas de personas ansiosas por presenciar este acontecimiento crucial en la vida de la Iglesia. También resaltó lo estético del cónclave, apreciándolo como un proceso de gran belleza.

Por último, Molina enfatizó la intensidad con la que los fieles que se encuentran en Roma viven esta experiencia, con multitudes acercándose a la plaza para orar y pedir a los cardenales la guía del Espíritu Santo en esta importante decisión. A pesar del bullicio que inunda el lugar, también hay un ambiente que invita a la oración, con la Basílica de San Pedro repleta de devotos en silencio, un silencio que él califica como de profunda meditación.