
En Toledo, el 22 de julio, un grupo de tres hombres ha sido arrestado por la Policía Nacional tras un sofisticado esquema de estafa que ha superado los 200.000 euros. Los sospechosos se hacían pasar por una empresa legítima de venta de carne, usando fraudulentamente la marca registrada de una firma que se dedica a la distribución de huevos para obtener productos cárnicos de una compañía con sede en Portugal.
Los detenidos operaban desde un almacén que funcionaba como punto de tránsito para guardar la carne antes de ser repartida a dos empresas en Fuenlabrada, una localidad madrileña, y en Calera y Chozas, en Toledo. Esta información ha sido confirmada por un comunicado de la Policía Nacional.
La investigación reveló que la organización criminal tenía un funcionamiento jerárquico, donde cada miembro tenía claramente definida su labor. Uno de los implicados era responsable de acceder a los datos de empresas solventes, mientras otros se encargaban de la logística de los envíos.
Las indagaciones comenzaron en mayo, cuando se detectó la usurpación de la marca comercial. Los delincuentes hicieron un pedido inicial de cuatro camiones cargados de carne congelada, de los cuales tres se enviaron, sumando un valor total de más de 200.000 euros. Las mercancías llegaron a un almacén en Calera de Chozas y a una empresa en Fuenlabrada.
Las investigaciones policiales confirmaron que dos de los envíos se descargaron en una nave pequeña que servía para almacenar pienso, propiedad de un conocido de uno de los detenidos. La carne fue almacenada sin las debidas condiciones, como cámaras de frío, y al día siguiente se cargó en otro camión para su distribución.
El tercer pedido fue almacenado adecuadamente en Fuenlabrada, donde se mantuvo en cámaras frigoríficas durante varios días antes de ser redirigido a una empresa de embutidos para su venta al público. Los involucrados contrataron hasta cuatro camiones para la transportación de la carne congelada.
En el momento de su captura, a uno de los sospechosos se le encontraron cinco teléfonos móviles, tarjetas SIM de diversas operadoras, sellos de diversas empresas y fotocopias de documentos de identidad de los titulares de los mismos. Esto pone de manifiesto la complejidad y organización del grupo delictivo.
Los investigadores recibieron la confirmación de que los detenidos formaban parte de una estructura organizada y jerárquica. Un miembro del grupo contaba con un profundo conocimiento del funcionamiento tanto de las empresas alimentarias como de las de transporte, y se encargaba de realizar pedidos de forma ilícita.
Los otros dos involucrados cumplían con las funciones de recibir y descargar la mercancía en diferentes naves, además de manejar los pagos en efectivo, lo que complicaba aún más la detección de sus actividades fraudulentas. Tras estos hallazgos, los tres hombres fueron arrestados bajo la sospecha de estafa y pertenencia a un grupo criminal, y han sido puestos a disposición de la autoridad judicial.
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