Ecologistas alertan sobre el impacto del turismo masivo en la Feria de Albacete, generando malestar en los residentes.

ALBACETE, 4 de septiembre — Un grupo de activistas medioambientales ha levantado la voz ante lo que consideran un problema creciente en la Feria de Albacete: la masificación turística. Aseguran que este fenómeno no solo afecta la calidad de vida de los residentes, sino que también provoca que la comunidad local se sienta forzada a abandonar su propio espacio.
Ecologistas en Acción Albacete ha expresado su sorpresa tras leer varios comunicados que celebraban el récord de asistencia de la Feria 2024. En estos, el propio Ayuntamiento mencionaba con satisfacción el aumento en la generación de residuos, lo que, según critican, debería generar un debate más profundo sobre las implicaciones de tal ostentación.
Desde la agrupación ecologista argumentan que gestionar aproximadamente 2 millones de kilos de basura, asociada al consumo de agua y energía de una multitud de visitantes en una ciudad de 180.000 habitantes, impone una presión ambiental intolerable, especialmente en una región con ecosistemas tan vulnerables.
Además, hacen un llamado a establecer límites al crecimiento del evento, advirtiendo que la seguridad y bienestar de los ciudadanos deben ser prioritarios. Insisten en que el Recinto Ferial, que ya tiene una capacidad definida, enfrenta problemas serios de saturación, sugiriendo que se han vuelto necesarias medidas de control de acceso durante los días de mayor afluencia.
Su crítica se extiende a la narrativa de una Feria limpia. Cuestionan la realidad de esta afirmación, señalando que a primeras horas de la mañana se pueden observar grandes montañas de desechos, lo que pone en tela de juicio la efectividad de las medidas de limpieza existentes. Alertan sobre el riesgo de contaminación a largo plazo que estos residuos representan para el entorno natural de Albacete.
En cuanto a la dimensión económica y social del evento, los ecologistas consideran que el actual enfoque favorece las grandes carpas de discotecas y el consumo desmedido de alcohol, a expensas de los pequeños productores que difunden sus productos artesanales. Llaman a un análisis más integral que no se limite a contar visitantes y residuos, sino que evalúe el verdadero impacto en la calidad de vida de los ciudadanos.
Ante estos desafíos, han propuesto cesar la promoción del evento sin límites y están abogando por una serie de medidas que fomenten la sostenibilidad. Resaltan la importancia de que estas soluciones provengan del diálogo colectivo, considerando fundamental que la comunidad participe en la búsqueda de un equilibrio entre entretenimiento y respeto por el medio ambiente.
En medio de esta controversia, los ecologistas valoran positivamente la iniciativa de ofrecer espacios de hidratación, como un servicio esencial en tiempos de alta afluencia, sugiriendo que el uso de botijos representa un paso simbólico hacia la reducción de residuos plásticos. Asimismo, proponen que el jardín efímero que se presenta durante la Feria podría transformarse en un refugio climático permanente para la comunidad.
Para concluir, destacan que la esencia de la Feria de Albacete debe prevalecer por encima de las necesidades comerciales. Promueven que este evento debe ser sinónimo de alegría, folklore y cultura, advirtiendo que un enfoque desmedido en el consumo y el turismo podría poner en riesgo su prestigio y autenticidad.
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