TOLEDO, 12 de octubre. En el corazón de Toledo, el Centro de Educación Infantil y Primaria 'San Lucas y María' está impulsando un ambicioso proyecto de comunidad de aprendizaje. Para llevar a cabo sus exitosas iniciativas educativas, actualmente buscan activamente voluntarios que aporten su tiempo y habilidades.

Elena Cabeza, jefa de estudios del centro, ha expresado a Europa Press la importancia de estos voluntarios, afirmando que "la energía y entusiasmo de estas personas hacen que nuestros sueños se hagan realidad. Sin su ayuda, nuestra comunidad se vería en serios aprietos". Este colegio es el único público que se encuentra en el Casco Histórico de Toledo.

En este innovador modelo de comunidad de aprendizaje, familias, docentes y miembros de la comunidad local se convierten en actores clave en la educación, sin que ello signifique que los profesores pierdan su papel. Al contrario, la participación de voluntarios enriquece las interacciones, lo que favorece un ambiente propicio para el aprendizaje y la convivencia.

El colegio lleva a cabo varias actividades exitosas que dependen de la colaboración de voluntarios, incluyendo grupos interactivos, sesiones de lectura en pasillos, y una biblioteca tutorizada. Estas iniciativas buscan no solo fomentar el aprendizaje académico, sino también construir habilidades sociales en los alumnos, tales como compartir y colaborar.

Los grupos interactivos son una herramienta clave en la que las clases se abren a la colaboración de los voluntarios, propiciando un ambiente de aprendizaje dinámico. Mientras tanto, las lecturas en pasillo permiten que los estudiantes se expresen en voz alta junto a un voluntario, mientras que la biblioteca tutorizada, que opera fuera del horario escolar, ofrece un espacio de apoyo académico y social para los estudiantes.

Elena Cabeza hace un llamamiento a la comunidad para que se una a este proyecto transformador: "La comunidad de aprendizaje 'San Lucas y María' necesita voluntariado para seguir operando. No hay requisitos específicos para ser voluntario; cualquiera que desee contribuir puede hacerlo".

El compromiso de los voluntarios como Sara, Mari Cruz y Julio es palpable, llevando años contribuyendo a un entorno de aprendizaje enriquecedor, donde se fomenta el intercambio de conocimientos y un sentido profundo de pertenencia.

Sara Merino, una madre involucrada en este proceso, comparte: "Ser voluntaria me permite ver de primera mano el esfuerzo y la evolución de los alumnos con los que trabajo, y me hace sentir parte de esta comunidad. Es una experiencia muy enriquecedora".

Por su parte, Mari Cruz Caballero Pina enfatiza que el enfoque de este centro es formar no solo estudiantes, sino personas. “Comencé porque una amiga me lo sugirió. Animo a todos a que se sumen a esta causa, ya que cada pequeño gesto puede contribuir a un mundo más amable y justo. La infancia necesita nuestra atención", afirma con entusiasmo.

Julio Ugena, quien lleva años colaborando, añade que en estas comunidades se elimina la competitividad entre alumnos: "Es crucial que extender este modelo a otros niveles educativos para formar una sociedad más solidaria y comprometida".

Con estas experiencias, todos ellos invitan a personas interesadas a unirse a este esfuerzo, con el firme convencimiento de que al involucrarse, no solo se contribuye a la comunidad, sino que también se recibe mucho más de lo que se da.