Incremento moderado en matrimonios y crecimiento de bautizos adultos en la diócesis de Sigüenza-Guadalajara.
GUADALAJARA, 4 de noviembre.
La Diócesis de Sigüenza-Guadalajara ha reportado un leve aumento en las ceremonias matrimoniales y un notable incremento en los bautizos de adultos, especialmente entre los niños mayores de siete años. Esta información fue revelada el pasado martes durante la presentación de la memoria económica y pastoral en el marco del Día de la Iglesia Diocesana.
El evento tuvo lugar en la sede del Obispado y fue dirigido por el obispo de la diócesis, Julián Ruiz, quien estuvo acompañado del ecónomo diocesano, Carlos Izquierdo, y el director de la Oficina de Información, Alfonso Olmos.
Según los datos proporcionados, durante el último año se registraron 1.002 bautizos, de los cuales cerca de un centenar correspondieron a adultos y niños mayores de siete años. Esta cifra ha sido interpretada por el Obispado como "una señal de esperanza y de búsqueda de fe en una sociedad que se ha alejado de la religión".
En el ámbito de los matrimonios, se observa un repunte tras el periodo de pausa causado por la pandemia, con un total de 232 bodas celebradas el último año y un pronóstico de aumento para los años 2025 y 2026.
El obispo mencionó que este resurgimiento es evidente, y apuntó que algunos sacerdotes ya tienen varias bodas programadas para el próximo año, lo cual se atribuye a la reactivación post-pandemia, donde muchos enlaces se vieron interrumpidos.
Ruiz declaró que este fenómeno es resultado "de los efectos a largo plazo de la pandemia", que hizo que muchas parejas pospusieran su boda por razones económicas y sociales.
Además, subrayó que estos signos de crecimiento son "destellos de esperanza en una sociedad que enfrenta una desorientación espiritual". El obispo también subrayó que en muchos contextos, ser cristiano representa una verdadera alternativa.
Durante su intervención, el obispo hizo hincapié en que entre los jóvenes de 15 a 22 años se percibe "un replanteamiento de la vida de fe", aunque no necesariamente vinculado a una práctica religiosa activa.
"En la actualidad, vivimos en una sociedad digital con respuestas inmediatas que, sin embargo, no logran satisfacer, porque en el corazón humano hay un anhelo que solo se puede llenar a través del Señor", expresó el prelado, citando a San Agustín.
Por otro lado, el ecónomo diocesano, Carlos Izquierdo, presentó las cuentas del ejercicio 2024, reportando ingresos totales de 19,8 millones de euros y un superávit de 1,7 millones. La contribución de los fieles a través de colectas y donaciones alcanzó los 3,6 millones de euros, representando un 18,5% del total de ingresos. Los ingresos también provienen de subvenciones públicas, actividades y alquileres, con la asignación tributaria del IRPF, donde "dos de cada tres personas marcan la casilla de la Iglesia o de fines sociales", detalló.
Ruiz enfatizó que la diócesis opera bajo los principios de legalidad, eficiencia, transparencia y ejemplaridad. Entre los gastos ordinarios, se destacan 1,7 millones de euros destinados al clero y 4,6 millones para la conservación de templos y su funcionamiento. Los proyectos extraordinarios enfocados en la rehabilitación de parroquias y conservación del patrimonio ascienden a 5 millones de euros. "Administramos recursos que no nos pertenecen, y debemos actuar con responsabilidad. Cada céntimo recibido debe transformarse en esperanza", comentó el obispo.
En su discurso, el obispo también apuntó la labor de Cáritas diocesana, mencionando que el año pasado asistieron a 30.255 personas y ofrecieron más de 36.000 comidas a través del esfuerzo de 341 voluntarios.
En sus palabras, la pobreza "presenta hoy un rostro feminizado y migrante", y muchas de estas situaciones han adquirido un carácter "crónico", afectando incluso a los hijos de personas que ya habían sido beneficiarias anteriormente.
"Sin nuestra cercanía, la vulnerabilidad sería más intensa y dramática. Queremos que nadie que se acerque a la Iglesia se marche sin un rayo de esperanza", concluyó Ruiz.
La diócesis cuenta actualmente con 469 parroquias y una catedral, donde alrededor de 200 sacerdotes ejercen su labor, además de llevar a cabo múltiples iniciativas en los ámbitos cultural y patrimonial, incluyendo 39 proyectos de conservación y 58 edificios catalogados como Bien de Interés Cultural, según datos proporcionados por Alfonso Olmos.
El obispo terminó su intervención recordando que la Iglesia "no es una ONG", sino una comunidad con una misión espiritual y social que se basa en la santidad y la responsabilidad. "Buscamos ser un signo de esperanza en un mundo donde hay tantas personas desesperanzadas", concluyó.
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