Los Gagarins inician una década de misión con el verdadero "surf soviético" y buscan un nuevo theremín.
En el año 2016, un grupo de entusiastas de la música decidió dar vida a The Gagarins, una banda que tiene su origen en la estepa manchega. Su objetivo ha sido, desde el principio, revivir el surf-rock de los años 60, aunque no el de la soleada California, sino el que emergió del gélido Mar de Barents. Después de casi una década de trayectoria, este conjunto ha experimentado una evolución notable, incorporando influencias del metal en sus temas instrumentales y mostrando la intención de integrar un theremín en su sonido futurista.
Su debut, titulado 'Vostok 7', lanzado en 2017 a través de Cosmos Records, ofreció interpretaciones de canciones tradicionales rusas y españolas con un toque surf que llamó la atención del público. Los miembros fundadores, Rubén Campo (batería), Alberto Fernández (guitarra), Jaime Jimeno (guitarra) y Alberto Hernández (bajo), fueron los pioneros en abrir este camino musical.
En noviembre de 2018, la banda dio un paso más al incorporar la trompeta de María José Avilés. Con esta nueva adición, sumaron el apoyo de sellos especializados en música surf, como Ola Records, Delia Records y Snap Records, para grabar su segundo álbum, 'Por un puñado de rublos'.
A medida que continuaba su evolución, la banda atravesó cambios significativos, incluyendo la partida de Alberto Fernández, cuya plaza fue ocupada por Miguel Ángel Bastante. Este nuevo miembro se presentó como el nuevo cadete en el viaje hacia 'Kryptokosmos', su tercer disco. Recientemente, la banda compartió con Europa Press que ya están trabajando en nuevas composiciones, emocionados por lo que vendrá.
Miguel Ángel, también conocido como el Camarada Mijaíl, describió la influencia que su entorno de La Mancha ha tenido en su música, mencionando cómo han capturado "paisajes de planetas desolados y silencios cósmicos" en su propuesta sonora, que se fundamenta en la sencillez.
Al observar su trayectoria, Mijaíl no descartó la posibilidad de añadir a un artista que domine el theremín en sus futuras producciones, revelando que ya han iniciado pláticas al respecto.
Por otro lado, Alberto Hernández, el Camarada Ulianov, destacó la verdadera esencia del surf-rock, afirmando que este género tuvo su nacimiento en el Mar de Barents, donde los surferos soviéticos creaban composiciones melódicas llenas de reverberación y ritmo acelerado.
Al rememorar el pasado, Ulianov señaló que fue en la década de los 60 cuando la música de la antigua URSS comenzó a captar la atención mundial, influenciada por la popularidad de la moda pop de la época.
La Mancha, con su aridez y su paisaje lunar, ha aportado un espíritu distintivo a su música, que se vio reflejado cuando él mismo incorporó su bajo en el proceso creativo de su primer disco.
Aunque en su álbum inicial no había influencias de viento metal, la llegada de María José Avilés con su trompeta y teclados enriqueció el sonido final, algo que Ulianov considera esencial, consagrando la unión de géneros en su próximo proyecto, que ya cuenta con seis temas compuestos.
Jaime Jimeno, el Camarada Vladimir, reflexionó sobre los orígenes de la banda, justo cuando se acerca la celebración del décimo aniversario desde su primer concierto. Ese primer show, impulsado por el deseo de divertirse, sentó las bases para una trayectoria que ha demostrado ser exitosa en su autogestión y sostenibilidad.
A pesar de la amplia oferta de bandas actuales, Vladimir expresó su preocupación por la dificultad que enfrentan las bandas emergentes, ya que la democratización de la música parece llevar a una saturación del mercado, haciendo que algunos talentos queden relegados.
En un mundo donde el rock lucha por destacar frente a otros géneros más comerciales, los medios tienden a priorizar contenido más mainstream, hecho que, según Vladimir, aleja a la música de calidad de los espacios que merece.
La esencia de The Gagarins, según Mijaíl, radica en la visión inicial de un grupo de amigos dispuestos a avanzar en su proyecto, incorporando a quienes se han unido a lo largo del camino.
El Camarada Valentina, María José Avilés, definió The Gagarins como una experiencia terapéutica para desconectar de la rutina, ofreciendo una historia musical que invita al oyente a disfrutar de un estilo poco común.
Avilés, quien se sumó al proyecto tras presenciar una de sus actuaciones, compartió cómo su trompeta y teclados se integraron al sonido de la banda, iniciando un camino que no había explorado hasta ese momento.
Tras un primer álbum que el grupo consideró "más sideral", su segundo trabajo se inclinó hacia un estilo "western", marcando un cambio en su sonido, aunque manteniendo la esencia del surf que les representa. Coincide en que la inclusión del theremín podría ser el factor que catapulte a la banda a un mayor reconocimiento.
Rubén Campo, conocido como el Camarada Dimitri, último en unirse al grupo, narró cómo es el ambiente interno de trabajo durante el proceso de grabación, describiendo la experiencia como una mezcla de compañerismo y roce, similar a la dinámica de una cápsula espacial.
El disco en sí y los conciertos son dos experiencias distintas, aunque desde la banda se esfuerzan por asegurarse de que todo lo que graben pueda ser defendido en directo, con elementos que los hagan reconocibles en ambos formatos.
Sus presentaciones en vivo los han llevado a diversas ciudades, siendo algunas memorables como un show en Madrid donde tocaron exclusivamente para el personal del local, reflejando la naturaleza del camino que han recorrido.
En relación al panorama de la música surf en España, Campo considera que el país se posiciona favorablemente, al lado de México, aunque también advierte que muchas bandas de calidad operan en un entorno underground que a menudo carece de visibilidad.
Si bien es complicado que una banda instrumental consiga fama masiva, Campo no lo descarta, citando ejemplos de géneros como el reguetón que sorprendieron al mundo con su popularidad.
Con respecto a la escena musical regional, Mijaíl observa un renacer de grupos que comenzaron en el punk y ahora exploran sonidos más sofisticados, destacando la evolución hacia un estilo que no se desvincula de sus raíces en el garage rock.
Él también ha notado un auge de proyectos que buscan ser auténticos, centrados en lo que realmente quieren expresar, sin preocuparse tanto por lo que pueda gustar al público.
Mijaíl lamenta que para lograr el éxito, a veces sea necesario abrirse a otros proyectos, aunque reconoce que existen salas en la región que apoyan propuestas originales, celebrando conciertos de manera regular.
En el debate sobre festivales, expresó su crítica a las grandes producciones que parecen priorizar la cantidad de artistas en lugar de la calidad, defendiendo la importancia de los festivales pequeños, que brindan oportunidades a bandas emergentes.
Valentina también aportó su perspectiva, señalando que hay un notable número de agrupaciones lideradas por mujeres en la región, aunque subrayó que estas han tenido que enfrentarse a desafíos adicionales por el machismo en la esfera musical.
La presencia de grupos locales solía ser más común en festivales a través de concursos, sin embargo, Valentina advierte que en la actualidad, los mismos nombres aparecen como cabezas de cartel, limitando la variedad en los eventos musicales.
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