CUENCA, 8 de noviembre.
El Camino de Uclés celebra su decimosexto aniversario, una notable ruta jacobea diseñada por Manuel Rossi. Esta vía conecta la iglesia de Santiago en Madrid con el Monasterio de Uclés, legado de Alfonso VIII, y se extiende a lo largo de 144 kilómetros, uniendo varios pueblos de Madrid y de la provincia de Cuenca. A lo largo de su trayecto, lleno de historia, ha sido recorrido por más de 35.000 peregrinos, todos ellos registrados por el impulsor de esta iniciativa. También es importante mencionar que el camino es bidireccional, permitiendo a los peregrinos que quieran regresar a Santiago hacerlo desde Uclés.
Manuel Rossi, en una entrevista con Europa Press, recuerda el origen de este proyecto. En 2010, debido a problemas de salud, emprendió un viaje hacia Caravaca de la Cruz para rogar por su recuperación. Durante su travesía, se detuvo en Horcajo de Santiago, donde el párroco don Julián le informó que le faltaba el sello más significativo en su credencial, el correspondiente al Monasterio de Santiago en Uclés. Su regreso de Caravaca despertó en él un gran interés por el relato de don Julián, lo que le llevó a buscar una conexión con el Monasterio, que no ha hecho más que crecer con el tiempo.
Tras dialogar con el bibliotecario de Uclés, Rossi se interesó por la historia del Monasterio y descubrió que en 1520 existía un hospital para peregrinos, lo que confirmaba que allí pasaba una ruta de peregrinación.
Con el propósito de rendir homenaje a la Orden de Santiago, creada para proteger a los peregrinos, Rossi empezó a delinear un camino inspirado en la historia. A lo largo de los últimos quince años, ha trabajado en el trazado de este sendero, un proceso que no fue sencillo al principio, ya que los alcaldes de las localidades por donde pasaba se mostraron sorprendidos. “No recibí ninguna ayuda al comienzo”, recuerda.
La Semana Santa de 2011 marcó la apertura del camino con los primeros peregrinos, que incluían a madrileños, un cubano, un alicantino y un alemán, quienes se enfrentaron a intensas lluvias. “Fue infernal, pero logramos llegar”, relata Rossi.
La alcaldesa de Uclés de aquel entonces, Ana Gálvez, dio la bienvenida a la primera comitiva y preparó bocadillos de tortilla para los peregrinos en un día histórico que sentó las bases del Camino de Uclés. Don Pedro, el legado del Monasterio, recibió al grupo con los brazos abiertos y bendijo su andar.
El recorrido comienza en el kilómetro cero, donde el peregrino se encuentra rápidamente con la iglesia de Santiago en la plaza del mismo nombre, adornada por un cruceiro que recuerda al caballero de la Orden de Santiago coronado en el Monasterio.
A medida que avanza, la ruta lleva al peregrino hacia el Palacio Real y la Puerta de Santiago, un paso que conduce hacia una representación del apóstol ofrecida por la catedral de Santiago a la catedral de La Almudena en Madrid.
Al girar hacia la Cuesta de la Vega, el peregrino puede ver la silueta del apóstol en el horizonte, como si se despidiera mientras se aleja de la ciudad.
Tras el Puente de Segovia, el río Manzanares acompañará a los caminantes durante muchos kilómetros, hasta que se alejan de la capital mientras se encuentran con vestigios de la batalla del Jarama.
Rivas Vaciamadrid, con su laguna construida sobre una antigua cantera, y el Puente Verde, donde todavía circula un tren de vapor en ciertos meses, son parte del trayecto.
El próximo punto es Arganda del Rey, que cuenta con la segunda cofradía más antigua de Santiago en España, establecida en 1554. Rossi se pregunta sobre la razón de su creación y recuerda que el apóstol es el patrón de esta localidad. “Solicitamos al obispo realizar un besapié para que los peregrinos puedan rendir homenaje al apóstol”, añade.
Continuando, el Valle del Tajuña ofrece maravillosas vistas y paradas como Morata, famosa por sus palmeras de chocolate, donde los peregrinos pueden acumular sellos para la credencial.
Al llegar a Perales, las cuevas del Neolítico son un testimonio del paso del tiempo. Este recorrido lleva a Tielmes, conocido por sus casas-cueva y un antiguo lavadero, así como la ermita dedicada a los mártires Justo y Pastor, donde destaca su cripta.
Carabaña se presenta como otro destino importante, custodiando en su iglesia la pila visigoda más antigua de la Comunidad de Madrid, algo que Rossi califica de “joya histórica”.
Casi al final de la provincia de Madrid encontramos Estremera, famoso por su órgano monumental, justo antes de entrar en un tramo conocido como “La edad del silencio”, donde el ambiente es tan tranquilo que los caminantes pueden escuchar sus propias respiraciones y latidos.
El camino avanza hacia Cuenca, pasando por tierras que pertenecieron a Fermín Caballero, un destacado alcalde de Madrid en el siglo XIX. Esta región, surcada por los ríos Tajo y Calvache, nos lleva a Barajas de Melo, un pueblo repleto de hitos jacobeos.
Entre ellos se destaca el Bordón Universal, una estructura de casi ocho metros de altura y tres toneladas, que proyecta su sombra sobre una vieira de Santiago en épocas específicas. El Bosque de los Peregrinos, protegido contra las orugas procesionarias, y la Cruz del Pelegrín, donde los caminantes depositan piedras pintadas, también son hitos significativos de esta travesía, la cual alcanza alturas de hasta 1.100 metros y ofrece vistas impresionantes de las sierras madrileña y de Gredos.
La ruta pasa por el llamado Paso Internacional de Peregrinos, un lugar bajo la autovía A-40 cerca de Huelves, adornado con una serie de vieiras que representan a los peregrinos que completaron la travesía, con más de cincuenta conchas decoradas con diversas nacionalidades.
Al partir de Huelves, el final se aproxima, cruzando de monolito en monolito hacia la Sierra del Tesoro. A tan solo 3 kilómetros de la meta, el Monasterio aparece sorpresivamente en todo su esplendor, un momento que provoca lágrimas a muchos peregrinos, según menciona Rossi.
El último tramo del camino incluye un punto de sellado llamado ‘Trébol de Elidio’, levantado en memoria de un peregrino fallecido en 2019. Este lugar se ha vuelto esencial para quienes buscan el certificado 'Uclessiana'.
Al alcanzar el Monasterio, el Camino de Uclés ofrece a los peregrinos una singularidad que no se encuentra en otros caminos de Santiago: su naturaleza bidireccional y una ceremonia en la que quienes han concluido la ruta son recibidos con aplausos de sus seres queridos al recoger su certificado.
Con más de quince años consolidado, Rossi destaca la colaboración de varios municipios involucrados, aunque subraya la necesidad de establecer más albergues para peregrinos, especialmente en Uclés. El camino sigue expandiéndose y se trabaja en una alternativa que llevará a los caminantes a Villarejo de Salvanés, un pueblo que también guarda la huella de Santiago, así como a Valdarecete, otra localidad de la Orden. Actualmente, en Villarejo se están colocando mojones indicativos por parte de voluntarios mientras se planea la apertura de un albergue.
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