
La comunidad de Calypo Fado, situada entre Casarrubios del Monte y Navalcarnero, ha experimentado momentos de verdadero pánico tras un incendio forestal que afectó a la zona de Méntrida, Toledo. Muchos residentes han regresado a sus hogares aún con el susto latente, ya que las llamas acecharon cercanamente sus viviendas, jardines y vehículos.
La atmósfera en la urbanización es tensa, aunque el fuego ha sido catalogado como Nivel 1, lo que ha permitido a los ciudadanos regresar a sus casas tras ser evacuados. Sin embargo, la presencia de unidades de la Guardia Civil y camiones de bomberos todavía es notable en las calles, mientras que aviones de combate contra incendios surcan los cielos en un intento de controlar la situación.
Victoria Cardoso, vecina de la calle Benidorm, describió cómo, en un abrir y cerrar de ojos, la situación se volvió crítica. La cercanía del fuego la obligó a abandonar su hogar precipitadamente. Su jardín fue uno de los afectados, con llamas que no perdonaron los objetos en su propiedad.
Ante el inminente peligro, la pareja de Victoria decidió quedarse e intentar sofocar el fuego mojando las zonas más vulnerables de su jardín. Sin embargo, la llegada de los agentes de la autoridad fue decisiva, pues no hubo más opción que evacuar. La vivienda de Victoria se salvó gracias a un vecino que luchó incansablemente contra el fuego.
A pesar de que algunos residentes optaron por permanecer en sus casas para refrigerar sus propiedades, Victoria pasó la noche en casa de un amigo, regresando al amanecer sin saber el estado que encontraría. Aunque el fuego está contenido, la preocupación persiste debido a las condiciones climáticas.
La casa de otra vecina, Gloria Hernández, también sufrió daños severos. El fuego afectó su jardín, la piscina y otros elementos exteriores. Recordó con precisión el momento en que el humo se volvió insoportable y las llamas se acercaron rápidamente, lo que la llevó a apurar su salida junto a su madre y sus gatos.
En el instante en que intentaban escapar, el suministro eléctrico falló, complicando su evacuación. Afortunadamente, un vecino solidario ayudó a que pudieran salir a tiempo, aunque fue con gran apuro. Gloria lamenta los daños visibles en su propiedad y se siente aliviada de que su guacamayo sobrevivió al incidente.
Por su parte, Beatriz Leiva, residente en la calle Albacete, vivió momentos angustiosos al recibir la alerta sobre el incendio mientras estaba en su trabajo. La imagen de las llamas consumiendo el campo detrás de su hogar la llevó a regresar corriendo para salvar a su perro, encontrando una escena de caos y desolación a su llegada.
Beatriz expresa su frustración ante la falta de mantenimiento del área forestal que no es de propiedad privada, señalando que el Ayuntamiento debería asumir responsabilidades en la limpieza de estas zonas para prevenir desastres como el ocurrido. Su comunidad, aún en estado de alerta, se ha organizado para evitar que el fuego resurgence en el área afectada.
Con la memoria reciente de las devastadoras inundaciones de 2023, Beatriz siente que ha luchado demasiado por su hogar como para perderlo nuevamente ante un incendio. La preocupación y el cansancio se mezclan con la determinación de los vecinos para proteger lo que han construido a lo largo de los años.
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